Mostrando entradas con la etiqueta big bang. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta big bang. Mostrar todas las entradas

jueves, 18 de octubre de 2012

El 'Big Bang' de la Luna: ¿Un brutal choque planetario dio origen al satélite de la Tierra?

 
Geoquímicos creen haber encontrado el eslabón que confirma la ´Teoría del gran impacto´.

Los científicos de la Universidad Washington en San Luis (EE.UU) señalan que han encontrado la evidencia de que la Luna se originó en una violenta colisión entre la Tierra primitiva y un protoplaneta del tamaño de Marte. Esta hipótesis titulada la ´Teoría del gran impacto´ fue presentada por primera vez en una conferencia en 1975. Según la conclusión de los especialistas, hace unos 4.500 millones de años, cuando el Sistema Solar todavía estaba en sus inicios, un enorme cuerpo planetario, del tamaño de Marte denominado 'Theia', chocó contra la Tierra. Este impacto produjo un gran número de escombros que salieron hacia el espacio. Ese material habría formado la Luna. Sin embargo, la teoría fue aplazada por más de tres décadas, dado que para comprobarla faltaba el material del satélite natural de la Tierra. 

Ahora, por fin, los investigadores estadounidenses tras analizar las rocas lunares sostienen haber hallado la evidencia de que el violento choque planetario dio origen a la Luna. Los científicos estudiaron con un espectrómetro las firmas químicas de las rocas lunares recogidas por las misiones Apolo en diferentes partes de la Luna y de meteoritos encontrados en la Antártida, y las compararon con rocas terrestres. Los datos les permitieron revelar elementos conocidos como volátiles, que dan información sobre la formación y evolución de los planetas. Resultó que uno de estos volátiles, el zinc, se encuentra en mínimas cantidades en la Luna y es más pesado que el de la Tierra.

Este dato lleva a concluir que en la historia del satélite ocurrió un evento sumamente fuerte, que eliminó todos los volátiles. “Es necesario que se suceda algún tipo de evento de fusión de gran escala para proporcionar el calor necesario para evaporar el zinc”, comenta el geoquímico James Day. Según los expertos, el brutal choque habría generado unas temperaturas muy elevadas que hicieron evaporarse parte de los elementos implicados en la colisión. El zinc más pesado habría permanecido en los escombros que quedaron después en la órbita de la Tierra y luego formaron la Luna, pero los isótopos más ligeros, se habrían volatilizado en el espacio. El estudio, que reabre el debate sobre el origen de la Luna, fue publicado en la revista ´Nature´. 

wikipedia.org
http://actualidad.rt.com

miércoles, 10 de octubre de 2012

Ciencia de ciencia ficción

Una fundación privada financia la investigación más atrevida sobre universos paralelos, extraterrestres inteligentes y el cosmos antes del Big Bang

¿Cuál fue el estado más primitivo del universo? ¿Es nuestro cosmos único o solo una parte de uno mucho mayor? ¿Cuál es el origen de la complejidad? ¿Estamos solos en el universo, o hay otras formas de vida y de inteligencia más allá del sistema solar? Con estas ambiciosas preguntas fundamentales que para muchos van más allá de la frontera de la ciencia y casi entran en el terreno de la ciencia ficción (la frontera está en la verificación), la Fundación Templeton ha retado a expertos de todo el mundo. No hay que olvidar que la labor de esta fundación filantrópica británica ha sido cuestionada a menudo en la comunidad científica por su enfoque religioso de cuestiones científicas (en 2012, el Dalái Lama recibe el Premio Templeton), pero este año, con tres millones de euros de subvención, atrae a especialistas de alto nivel.
La convocatoria de las cuatro grandes preguntas ha seleccionado las mejores 20 propuestas por su interés, calidad y oportunidad, señala la fundación, asignando a cada una de las ideas elegidas cantidades de hasta 230.000 euros para los trabajos teóricos y hasta 385.000 los experimentales, en dos años.
Se trata de apoyar la investigación científica imaginativa, rigurosa y creativa, pero el reglamento de la convocatoria excluye áreas de trabajo que se financian normalmente en los programas convencionales de investigación, como las propiedades de la misteriosa energía oscura del universo, la búsqueda de nuevos entes candidatos a ser la materia oscura o las teorías dominantes de supercuerdas y de gravitación cuántica, consideradas áreas de vanguardia de la física y la cosmología actuales. La Fundación Templeton quiere ir un poco más allá y los científicos reciben de ella jugosas cantidades muy bienvenidas para su trabajo, aunque tengan que desviar parte de su esfuerzo de su línea de investigación formal.

Los trabajos experimentales recibirán hasta 385.000 euros

“Puede que haya civilizaciones tecnológicas que se comuniquen con sus sondas espaciales distribuidas por toda la galaxia mediante haces láser, ya sean de luz visible o de infrarrojo”, explica uno de los científicos seleccionados, Geoof Marcy, experto mundial en la búsqueda de planetas extrasolares. “La luz láser”, continúa, “puede ser detectada desde otra civilización avanzada porque toda su potencia está concentrada en un fino haz y la luz es de un color, o frecuencia, específico”. Marcy recibe 200.000 dólares (154.000 euros) de esta peculiar convocatoria con un doble objetivo: por un lado, utilizará los grandes telescopios Keck (en Hawai) para tomar mil espectros de luz de estrellas con planetas y buscar esos haces de láser. Además, escarbará en los archivos de ese observatorio buscando indicios de civilizaciones suficientemente avanzadas como para haber construido enormes centrales eléctricas solares en órbita.
El físico teórico Raphael Bouso, de la Universidad de California en Berkeley (UCB), como Marcy, recibirá 125.000 dólares (96.300 euros) en dos años, para indagar formas de detección de otros universos distintos del nuestro y tratar de comprender cómo serían esos multiversos. “Estamos dando los primeros pasos en esta teoría del multiverso, pero es una propuesta plausible muy seria”, dice Bouso. En un comunicado de la UCB, donde presenta a sus dos científicos seleccionados, señala, que son para “explorar la frontera entre la ciencia y la ciencia ficción”.
El truco para que una convocatoria de este tipo, tan peculiar, se centre en trabajos científicos y no en meras ideas alocadas está en fijar los parámetros de trabajo. “Los astrónomos tienen un buen conocimiento de cómo el universo ahora observable ha evolucionado desde poco después del Big Bang. ¿Pero, qué pasó antes? Varias ideas científicas y teorías de génesis cósmica se han propuesto en las últimas décadas”, recuerda, por ejemplo, la presentación de la primera pregunta propuesta a los científicos, la referente a los estadios primitivos del cosmos. “Aunque la mayoría de estas teorías pueden considerarse estrictamente ejercicios teóricos, los cosmólogos están planteando vías para probar algunas de ellas en condiciones de baja energía”. Otra indicación es investigar si “la idea del multiverso es meramente metafísica”, para acabar preguntando si algunas de estas cuestiones estarán eternamente más allá del alcance de la ciencia.

La búsqueda de vida en entornos exóticos está entre los seleccionados

Muchos científicos han recogido el guante de estos retos. Parampreet Singh (Universidad de Luisiana) recibirá la financiación Templeton para explorar la génesis del espacio-tiempo utilizando supercomputadoras; David Spergel (Universidad de Princeton) trabajará sobre el multiverso; Marcelo Gleiser (Dartmouth College) se dedicará a la complejidad emergente en el origen del universo; el título del proyecto de Lucianne Walkowicz (Universidad de Princeton) es Faros estelares, decodificación de firmas de civilizaciones avanzadas en fotometría estelar de precisión, y Jonathan I. Lunine (Universidad de Cornell) buscará vida en entornos exóticos como test estricto de la ubicuidad cósmica de la vida. Son algunos de los planes de trabajo seleccionados.
“Con estas asignaciones, el programa quiere apoyar la investigación atrevida, innovadora con potencial de expandir las fronteras y catalizar descubrimientos rompedores, así como inspirar a los estudiantes para que persigan el conocimiento científico y lleguen a ser pensadores originales sobre las grandes preguntas y visionarios”, dice Donald York, profesor de Astronomía y Astrofísica en la Universidad de Chicago, responsable de organizar este programa este año con ocasión del centenario de John Templeton.
Además de los proyectos de los científicos, el programa incluye una categoría para estudiantes: 21 reciben galardones (por un total de 200.000 dólares) por sus ensayos sobre dos temas: ¿cuál es el origen de la complejidad en el universo? y ¿estamos solos en el universo o hay otras formas de vida y de inteligencia más allá del sistema solar? Las 20 propuestas científicas seleccionadas más los trabajos de los estudiantes ganadores se presentan el viernes y sábado próximos en una conferencia que se celebra en el Instituto Franklin de Filadelfia.
“La fijación humana con la idea de los ovnis y los extraterrestres es una búsqueda de sentido, y de esperanza en que, a través del discurso, el pensamiento y la cooperación entre nuestra propia especie, podemos llegar a tener el placer de conversar con otra diferente. Tal vez el aparente silencio de los cielos representa no la ausencia, sino un reposado impulso hacia el pensamiento, el trabajo y la unidad para encontrar las respuestas a las preguntas más difíciles por nosotros mismos”, ha escrito Zequn Li, uno de los ganadores, con su ensayo Hablando a las estrellas.

http://elpais.com/

viernes, 5 de octubre de 2012

Nueva medida de precisión de la expansión del universo

Las observaciones con el telescopio de infrarrojo ‘Spitzer’ permiten mejorar el valor de la Constante de Hubble

 
El universo está estirándose desde la gran explosión inicial, el Big Bang, hace unos 13.700 millones de años, y determinar la tasa de dicha expansión con la mayor precisión posible ha sido un objetivo fundamental de los cosmólogos desde hace décadas. Fue el astrónomo estadounidense Edwin Hubble quien descubrió, a finales de los años veinte del siglo pasado, que el universo no es estático, sino que las galaxias están alejándose unas de otras, y estableció la llamada constante que lleva su nombre, según la cual a mayor distancia de una galaxia, mayor es su velocidad de recesión respecto al observador. Tan importante es determinar el valor de la Constante de Hubble (para conocer el tamaño y la edad del universo) que el mítico telescopio espacial del mimo nombre se lanzó al espacio (en 1990) con el cometido prioritario de establecer dicho valor; de este proyecto de investigación se encargó la astrónoma Wendy Freedman, que lidera ahora el equipo que ha mejorado la medida. El valor de ahora establecido es 74.3 (más/menos 2,1) kilómetros por segundo por megaparsec (un megaparsec es aproximadamente tres millones de años luz). Esto significa mejorar el resultado obtenido con el telescopio Hubble reduciendo la incertidumbre a un 3%, lo que supone “un paso de gigante en la precisión de las medidas cosmológicas”, destaca la NASA.
El Spitzer observa el cielo en infrarrojo y, gracias a esta capacidad, ve a través de nubes de polvo que pueden estar envolviendo los astros. Por eso ha podido estudiar mejor con un tipo concreto de estrellas, llamadas cefeidas, que los astrónomos utilizan para medir distancias en el universo.
Las cefeidas son estrellas pulsantes y su pulso está directamente relacionado con su brillo intrínseco, como descubrió Henrietta Leavitt en 1908, por lo que se puede calcular directamente la distancia a la que están y son peldaños fundamentales de la llamada escala de distancias cósmicas. Los expertos de la NASA lo explican con el ejemplo de una persona que sujeta una vela mientras se aleja del observador: cuanto más lejos esté más débil de verá la luz de la vela, pero si uno conoce su el brillo intrínseco puede calcular la distancia. De igual modo, como de una cefeida se conoce su brillo intrínseco por su pulso, se puede saber cómo de lejos está. Los astrónomos combinan esta información con la velocidad a la que se están alejando los cuerpos celestes de nosotros para determinar el valor de la Constante de Hubble. Y si se logra obtener medidas más precisas que las previas de cefeidas, como ha hecho ahora el Spitzer, mejora la estimación de dicho valor.
Freedman (Observatorios Carnegie, California) y sus colegas afirman que combinando sus nuevos datos de la Constante de Hubble refinada con las observaciones de otro telescopio espacial (el WMAP) se obtiene una medida independiente de la energía oscura, la aceleración de la expansión del universo descubierta a finales del siglo pasado y considerada el mayor misterio actual de la cosmología.
Con el Spitzer, informa la NASA, los astrónomos han observado 10 cefeidas en la Vía Láctea y 80 en la galaxias vecina Gran Nube de Magallanes, obteniendo medidas más precisas que las anteriores del brillo aparente de esos astros y, por tanto, de sus distancias. Los detalles de la investigación se da a conocer en la revista Astrophysical Journal.

elpais.com