La
mineralización de los tejidos blandos originan nanobacterias o
microorganismos que solo pueden ser vistos por lentes ópticos potentes.
Ello conduce a la formación de cálculos renales, en el sistema urinario y
de placas arteriales. Mientras que en las mujeres encinta, las
nanobacterias pueden afectar el desarrollo del feto.
El
fosfato de calcio es una sal dañina, cuyos depósitos estropean los
vasos sanguíneos, la placenta, los riñones y el sistema urinario. Sin
embargo, los varones padecen de los cálculos con más frecuencia que las
mujeres. Los científicos estuvieron buscando largo tiempo una
explicación de ello. Especialistas de diversos centros rusos de
investigación, entre ellos del Instituto de Bioquímica y de Fisiología
de los microorganismos, de la Academia Nacional de Ciencias, de Moscú, y
del Instituto de Ciencias Naturales de Pushkino, de la provincia de la
capital, llegaron a la conclusión de que, una infección nanobacterial
contribuye a la formación de placas de fosfato de calcio.
Las
nanobacterias fueron descubiertas a fines del siglo XX. Ellas pueden
ser vistas solo con un microscopio electrónico: su tamaño oscila entre
las 100 hasta las 300 nm, o longitud de onda ultravioleta. Estos
microorganismos están unidos en un grupo sobre la base de los tamaños,
pero no de las propiedades que están poco estudiadas.
Se conoce sí, de
manera fidedigna, que las nanobacterias participan en la sedimentación
del calcio en el organismo. El análisis de los tejidos calcificados
revela, invariablemente, la presencia de nanobacterias en esas partes. A
juicio de los investigadores, esas bacterias, convencionalmente
patógenas pueden incluso transmitirse por vía sexual.
“La
diferencia en la propagación de los cálculos urinarios en los hombres y
en las mujeres puede ser resultado de las particularidades sexuales de
la transmisión de la infección nanobacterial”, explicaba la doctora en
Biología Polina Schwartzburd. En los hombres, los sistemas sexual y
urinario están estrechamente pegados, mientras que en las mujeres están
separados”. Así las cosas, en los hombres es más elevado el riesgo de la
formación de los cálculos renales.
La
hipótesis de los científicos fue confirmada por investigaciones
recientemente efectuadas por ellos. Según sus resultados, los campos
fundamentales de calcificación de tejidos blandos son diferentes entre
los hombres y las mujeres. Por ejemplo, los anticuerpos, con los que es
posible detectar las nanobacterias se encuentran en la orina del treinta
por ciento de los hombres sanos, y tan solo en un diez por ciento de
las mujeres.
El índice elevado de anticuerpos, con respecto a las
nanobacterias, es también típico para otros males masculinos, como la
prostatitis y el síndrome del dolor pélvico crónico. En ambas
enfermedades está en marcha, a menudo, la calcificación de los tejidos
blandos. Solo el tratamiento con antibióticos ayuda a la mayoría de los
pacientes.
En
las mujeres, la placenta padece sobre todo a causa de las
nanobacterias, lo que se refleja en el desarrollo del bebé. Pues, la
calcificación de la placenta entorpece su crecimiento. Especialistas
rusos demostraron la participación de las nanobacterias en la formación
de los depósitos de calcio. Ellos encontraron en el tejido de una
placenta calcificada cavidades microscópicas llenas con una solución
intensa de iones de calcio. En esas cavidades fueron detectadas siempre
nanobacterias.
© Foto: Flickr.com/laimagendelmundo/сс-by-nc
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