sábado, 14 de diciembre de 2013

Científicos descubren el enigma de los cálculos renales

 


Científicos rusos establecieron que una infección bacterial coadyuva a la generación de peligrosos depósitos de calcio en el organismo.

La mineralización de los tejidos blandos originan nanobacterias o microorganismos que solo pueden ser vistos por lentes ópticos potentes. Ello conduce a la formación de cálculos renales, en el sistema urinario y de placas arteriales. Mientras que en las mujeres encinta, las nanobacterias pueden afectar el desarrollo del feto.

El fosfato de calcio es una sal dañina, cuyos depósitos estropean los vasos sanguíneos, la placenta, los riñones y el sistema urinario. Sin embargo, los varones padecen de los cálculos con más frecuencia que las mujeres. Los científicos estuvieron buscando largo tiempo una explicación de ello. Especialistas de diversos centros rusos de investigación, entre ellos del Instituto de Bioquímica y de Fisiología de los microorganismos, de la Academia Nacional de Ciencias, de Moscú, y del Instituto de Ciencias Naturales de Pushkino, de la provincia de la capital, llegaron a la conclusión de que, una infección nanobacterial contribuye a la formación de placas de fosfato de calcio.

Las nanobacterias fueron descubiertas a fines del siglo XX. Ellas pueden ser vistas solo con un microscopio electrónico: su tamaño oscila entre las 100 hasta las 300 nm, o longitud de onda ultravioleta. Estos microorganismos están unidos en un grupo sobre la base de los tamaños, pero no de las propiedades que están poco estudiadas.

Se conoce sí, de manera fidedigna, que las nanobacterias participan en la sedimentación del calcio en el organismo. El análisis de los tejidos calcificados revela, invariablemente, la presencia de nanobacterias en esas partes. A juicio de los investigadores, esas bacterias, convencionalmente patógenas pueden incluso transmitirse por vía sexual.

“La diferencia en la propagación de los cálculos urinarios en los hombres y en las mujeres puede ser resultado de las particularidades sexuales de la transmisión de la infección nanobacterial”, explicaba la doctora en Biología Polina Schwartzburd. En los hombres, los sistemas sexual y urinario están estrechamente pegados, mientras que en las mujeres están separados”. Así las cosas, en los hombres es más elevado el riesgo de la formación de los cálculos renales.

La hipótesis de los científicos fue confirmada por investigaciones recientemente efectuadas por ellos. Según sus resultados, los campos fundamentales de calcificación de tejidos blandos son diferentes entre los hombres y las mujeres. Por ejemplo, los anticuerpos, con los que es posible detectar las nanobacterias se encuentran en la orina del treinta por ciento de los hombres sanos, y tan solo en un diez por ciento de las mujeres. 

El índice elevado de anticuerpos, con respecto a las nanobacterias, es también típico para otros males masculinos, como la prostatitis y el síndrome del dolor pélvico crónico. En ambas enfermedades está en marcha, a menudo, la calcificación de los tejidos blandos. Solo el tratamiento con antibióticos ayuda a la mayoría de los pacientes.

En las mujeres, la placenta padece sobre todo a causa de las nanobacterias, lo que se refleja en el desarrollo del bebé. Pues, la calcificación de la placenta entorpece su crecimiento. Especialistas rusos demostraron la participación de las nanobacterias en la formación de los depósitos de calcio. Ellos encontraron en el tejido de una placenta calcificada cavidades microscópicas llenas con una solución intensa de iones de calcio. En esas cavidades fueron detectadas siempre nanobacterias.

© Foto: Flickr.com/laimagendelmundo/сс-by-nc

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