Si la historia de la manzana de Eva fuera cierta, la
serpiente que la engatusó para probar el fruto prohibido no se deslizó
de un árbol arrastrándose sobre su abdomen sino que andaba sobre sus
patas. Porque, según una investigación que acaba de ser publicada en
Nature Communications,
las primeras serpientesque se movieron en la Tierra
aún conservaban las extremidades,
pequeñas pero bien formadas, de sus antepasados. Relatos bíblicos
aparte, un equipo de la Universidad de Alberta en Canadá ha descubierto
los
restos fosilizados de cuatro serpientes de entre 140 y 167 millones de años,
casi 70 millones de años más que la más antigua conocida hasta ahora,
con estas características. Según los autores del artículo, el hallazgo
cambia las ideas que la ciencia tenía sobre el origen y la evolución de
estos animales.
Se cree que las
serpientes
evolucionaron de lagartos sin patas, que se diferencian de las primeras
en cuanto que mantienen algunos rasgos del lagarto, como son las
orejas. Sin embargo, «el estudio explora la idea de que la evolución
dentro del grupo llamado 'serpientes' es mucho más compleja de lo que se
pensaba», dice el autor principal, Michael Caldwell, profesor de la
Facultad de Ciencias en Alberta. «Es importante destacar que actualmente
existe una brecha significativa en el conocimiento que deben solucionar
futuras investigaciones, ya que no se conocen fósiles de serpientes
entre los 140 y los 100 millones de años», añade.
La serpiente más antigua conocida es la Eophis underwoodi,
del sur de Inglaterra, cerca de Kirtlington. Sólo se conoce a partir de
restos muy fragmentarios y era un individuo pequeño, aunque es difícil
decir qué edad tenía en el momento en que murió. La serpiente más
grande, la Portugalophis lignitos,
vivía en los depósitos de carbón en Portugal, cerca de Guimarota, y
tenía un tamaño mucho mayor: casi un metro o más de longitud. Varias de
estas antiguas serpientes (Eophis, Portugalophis y Parviraptor)
vivían en zonas costeras pantanosas en las grandes cadenas de islas en
las partes occidentales de la antigua Europa, mientras que la especie de
América del Norte, la Diablophis gilmorei, se encontró en los depósitos fluviales hacia el interior en el oeste de Colorado.
Serpientes marinas
Este nuevo estudio pone de manifiesto que la repentina
aparición de las serpientes refleja una brecha en el registro fósil, no
una radiación explosiva. Desde los 167 a los 100 millones de años,
durante unos 70 millones de años, las serpientes se difunden y
evolucionan hacia el plan corporal alargado de extremidades reducidas
que caracteriza a las bien conocidas serpientes marinas de
100-90 millones de años de Cisjordania, Líbano y Argentina, que aún
poseen extremidades traseras pequeñas pero bien desarrolladas. Como
siempre es el caso, la distribución de estas serpientes y la anatomía
del cráneo y elementos esqueléticos, dejan claro que fósiles de
serpientes incluso más antiguas están esperando a ser descubiertas.
«Sobre la base de las nuevas pruebas y por medio de la
comparación con los lagartos vivientes sin patas que no son serpientes
-explica Caldwell-, el artículo explora la novedosa idea de que la
evolución del característico cráneo de la serpiente y sus partes
aparecieron mucho antes de que las serpientes perdieran sus patas».
El investigador añade que la identificación de las
características definitivas del cráneo de la serpiente revela que los
fósiles, previamente asociados con otros restos de lagartos no
serpientes, representan un marco de tiempo muy anterior a lo que se
creía la primera aparición de serpientes.
A su juicio, el concepto de
cómo se originaron las serpientes necesita ser reevaluado a la luz de
los nuevos resultados.
j. de j.
http://www.abc.es
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