Un genetista examina una secuencia de ADN. / CORDON PRESS
Es la primera vez que se describe que un medicamento epigenético afecta a la expresión del ADN de la siguiente generación
El compuesto actúa en modelos animales contra la enfermedad de Hungtinton
¿Puede un fármaco no solo combatir la enfermedad de quien lo toma
sino extender sus efectos beneficiosos a los descendientes del paciente?
La respuesta es afirmativa, al menos en ratones en una medicación cuyo
mecanismo de acción se dirige a la epigenética (los procesos que modulan
la expresión de los genes sin alterar la secuencia del ADN).
Investigadores del Instituto Scripps
(La Jolla, EE UU) han observado este fenómeno al evaluar un medicamento
contra la enfermedad de Huntington en modelos animales. El fármaco no
solo atenúa los síntomas de esta patología neuronal hereditaria a los
ratones a los que administraron la medicación, sino que también lo hizo
en sus hijos que heredaron la enfermedad genética. Es la primera vez que
se describe que un compuesto epigenético tiene efectos beneficiosos en
la descendencia, como destaca Elizabeth Thomas, la autora principal de trabajo publicado recientemente en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
La epigenética es la disciplina que estudia las señales bioquímicas
que, a modo de interruptores, activan o apagan la actividad de los genes
sin modificar su estructura. Existen distintos mecanismos, y en ellos
influyen determinantemente los estilos de vida. Uno de ellos es la
metilación del ADN: si en la cadena de la doble hélice (las cuatro
letras accgtaacst...) se une un grupo químico metilo (un átomo de
carbono y tres de hidrógeno) a la c (la citosina), el gen se silencia.
Uno de los agentes que interviene en este proceso es el tabaco.
Otro mecanismo de la regulación epigenética tiene que ver con las
histonas, las proteínas encargadas de empaquetar el ADN en forma de
ovillos para comprimirlo y que de esta forma quepa en el núcleo celular.
Si en este proceso de envasado la doble hélice está demasiado comprimida, los genes, a pesar de estar en perfecto estado, no se expresarán.
La medicación que ha empleado el grupo estadounidense afecta a este
último proceso. El fármaco empleado pertenece a la familia de los
inhibidores de las acetilasas de histonas, unos compuestos que afectan
al proceso de empaquetamiento de la doble hélice en el núcleo de la
célula, y, en concreto, a la expresión de los genes relacionados con la enfermedad de Huntington.
El grupo de Thomas ya había observado que en ratones, un fármaco de
este grupo (el HDACi 4b) era eficaz a la hora de reducir los síntomas y
retrasar la aparición de la enfermedad. Y se preguntaron si los efectos
se mantendrían en las generaciones suficientes.
A través de distintos experimentos observaron que las propiedades
beneficiosas del fármaco se prolongaban en la descendencia, tanto a
nivel motor como cognitivo, en habilidades relacionadas con la agilidad,
el equilibrio y la memoria, aunque solo por vía masculina (los cambios
en la expresión eran más marcados en el cromosoma Y). Ahora, el grupo de
Thomas pretende dirigir su trabajo a determinar si los efectos de los
inhibidores empleados pueden trasladarse a las mujeres, y si también
alcanzan a los bisnietos y tataranietos.
El estudio es muy preliminar y necesitará ser ampliamente contrastado
Manel Esteller, especialista en epigenómica
Algunos inhibidores de las acetilasas de histonas (medicamentos
similares al HDACi 4b) ya se administran para tratar algunos tipos de
cáncer o trastornos bipolares. "Y muchos de estos pacientes tienen
hijos, por lo que queda otra gran pregunta por resolver, y es si estos
tratamientos estuvieran afectando a su descendencia", añade Thomas.
Ya se sabía que los patrones epigenéticos se transmiten entre
nuestras células cuando se dividen, así como que pasan fielmente de
padres a hijos, como indica Manel Esteller, director del programa de
Epigenética y Biología del Cáncer del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge
(IDIBELL). "Últimamente se empieza a plantear que cambios epigenéticos
nuevos introducidos en los espermatozoides y óvulos podrían también
transmitirse a la próxima generación", añade. "Incluso se sabe que defectos en la alimentación materna pueden causar cambios epigenéticos con impacto en los hijos".
Pero nunca se había descrito este efecto debido a fármacos, como ha
hecho el grupo del Instituto Scripps. Por ello, Esteller se muestra
cauto sobre las conclusiones del trabajo: "Es un estudio muy
preeliminar, y necesitará ser ampliamente contrastado y verificado".
Jaime Prats
http://elpais.com
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