Siete estudios publicados por Science recopilan todo lo que se ha averiguado hasta ahora sobre el cometa 67/P Churyumov Gerasimenko después de la llegada de la misión Rosetta
ESA/rOSETta
El 12 de noviembre de 2014, la misión Rosetta de la Agencia Espacial Europea hizo historia cuando Philae, su módulo de aterrizaje, se posó, aunque con algunas complicaciones, sobre la superficie del cometa 67P/Churyumov Gerasimenko.
Y a pesar de que el acontecimiento acaparó cientos de titulares y fue
considerado toda una gesta espacial, para los investigadores que reciben
y analizan los datos en tierra fue solo el principio.
Se abre ahora un nuevo capítulo en esta historia. Uno que
está haciendo posible el «vistazo» más detallado y cercano a un cometa
que la Ciencia haya tenido jamás. Por eso, la revista Science ha
decidido dedicar un número especial a la misión Rosetta. En siete
estudios diferentes, investigadores de varios países e instituciones
analizan la composición, la forma, la orografía y la atmósfera del que se ha convertido, sin duda, en el cometa más y mejor observado y analizado de la historia.
En tres de esos estudios, llevados a cabo por Michael
A'Hearn y Dennis Bodewits, de la Universidad de Maryland y miembros del
equipo que opera el instrumento OSIRIS, se ofrecen valiosas pistas sobre cómo se formó el cometa, cómo evoluciona su superficie y cuál podría ser su esperanza de vida.
«Tratamos de ver cómo evoluciona un cometa a lo largo del
tiempo -explica A'Hearn- y también en el transcurso de su órbita. El
poder obtener estas series temporales tan detalladas
es lo que distingue a Rosetta de otras misiones, como Deep Impact». El
propio A'Hearn fue el investigador principal de Deep Impact, la misión
de la NASA que hizo impactar un módulo contra la superficie de cometa
Tempel I en el año 2005 y que fue la primera que consiguió remover
materiales del propio núcleo de un cometa para poder así compararlos con
los de su superficie.
El instrumento OSIRIS
es la cámara principal de la misión y en su diseño y construcción ha
participado activamente España. Consta de dos cámaras diferentes, cada
una de ellas equipada con una serie de filtros especiales. Una de ellas,
la cámara de enfoque estrecho, está diseñada para fotografiar la
superficie del núcleo del cometa, mientras que la otra, panorámica, se
centra en la nube de polvo y gas que lo rodea.
Eyección de gases desde el «cuello»
En uno de los estudios publicados en Science los
investigadores utilizaron OSIRIS para analizar la estructura del 67/P
Churyumov Gerasimenko, cuyas formas le confieren cierto parecido a un pato de goma
y que consta de dos lóbulos conectados por una especie de «cuello». Los
investigadores han podido comprobar que la mayor parte de la eyección
de gases del cometa sucede precisamente en ese cuello, del que las
cámaras de OSIRIS han visto surgir chorros de gas y escombros. El
hallazgo hace que los científicos se pregunten si el cometa pudo
formarse a partir de la combinación de dos cuerpos más pequeños, o si su
existencia comenzó como un cuerpo mucho mayor que se contrajo alrededor
de su centro, dándole el aspecto de una manzana de la que alguien se hubiera comido toda su parte central.
Otro de los estudios describe con todo detalle la
superficie del fragmento del cometa que es más visible desde la actual
posición de Rosetta (la cara sur no es visible aún porque es la que
apunta hacia el Sol y la nave Rosetta se refugia en la zona de sombra
para no recibir directamente la radiación solar). La región norte del
Churyumov Gerasimenko representa, sin embargo, más de la mitad de toda
la superficie del cometa, y está dividida en 19 regiones diferentes, todas ellas bautizadas con nombres de antiguos dioses egipcios, al estilo de la nomenclatura de toda la misión.
Los detalles sobre las texturas y la geomorfología del
núcleo del cometa ayudarán a los investigadores a determinar cómo su
forma ha ido evolucionando a lo largo del tiempo y dónde es más probable
que se encuentren sus depósitos de agua y hielo. Esta parte de la investigación será cada vez más facil a medida que el cometa se vaya acercando al Sol.
«Los cometas -explica Bodewits- son dos veces más negros
que el carbón, con una gruesa capa de polvo que envuelve toda su
superficie. Por eso es importante ver las zonas en que los gases se
subliman. Es ahí donde se encuentran las fracturas en la capa de polvo y eso puede ayudarnos a encontrar el hielo y a observar los pequeños cambios que tienen lugar en la superficie del cometa».
Otro de los estudios, capitaneado por Fabrizio Capaccioni,
del Instituto nacional de Astrofísica de Roma, y llevado a cabo con el
espectrómetro de infrarrojos VIRTIS, se centra en las evidencias de moléculas orgánicas de carbono
sobre la superficie del Churyumov Gerasimenko. Este equipo de
científicos espera poder captar las firmas de moléculas mucho más
complejas, incluso de aminoácidos. Por el momento, sin embargo, parece
que la superficie del cometa está dominada por formas mucho más simples
de carbono, aunque el trabajo servirá para ilustrar cómo esas moléculas
llegaron a desarrollarse y a esparcirse después por todo el Sistema
Solar.
Finalmente, otra serie de estudios se han centrado en la
emisión de gases por parte del cometa y en cómo éstos están acumulandose
para formar la coma, la larga cola brillante que caracteriza a estos
enigmáticos vagabundos estelares. A medida que el cometa se vaya
acercando al Sol y el núcleo se vaya calentando, la coma se irá haciendo
cada vez más grande y masiva. Midiendo su actividad, los investigadores podrán estimar cómo y cuánta masa va perdiendo el cometa durante su aproximación al astro rey.
JOSÉ mANUEL NIEVES
http://www.abc.es
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