La
primera vez que estas huellas en la orilla del Hyargas Nuur fueron
vistas y descritas fue en los años ochenta fue cuando en el lago se
detuvieron para descansar los miembros de una expedición
soviético-mongola de geólogos bajo la dirección de Víctor Yarmoliuk. En
los últimos años, los geólogos han acampado varias veces en este lugar
camino de vuelta a casa y también han ido zoólogos. Cada vez, los
científicos han visto varios grupos de huellas relativamente recientes,
que se extienden por kilómetro y medio desde el agua, como si algunos
reptiles se arrastraran fuera del agua e incluso se tendieran en la
arena durante un rato.
La hipótesis de que estas huellas pertenecen a
algún animal terrestre o fueron hechas por los humanos fue rechazada, al
igual que la que aseguraba que son formadas, de alguna manera, por el
viento o las olas. La orilla del Hyurgas Nuur es un lugar desierto y
deshabitado, los primeros puntos habitados se hayan a cientos de
kilómetros de este lugar, los nómadas con sus animales, así como los
visitantes del único camping de la zona, no acostumbran a acercarse
allí. Para avivar todas las conjeturas y argumentos, en una de esas
noches de descanso, los geólogos escucharon un rugido que salía del
centro del lago.
Por
muchas razones, entre ellas, financieras, no se ha podido organizar una
expedición científica seria formada por zoólogos o hidrólogos. En
cambio existen los amantes de la investigación en lugares considerados
anómalos por distintas razones. El escritor y activista social Ígor
Grishin junto a un grupo de colaboradores ha estado este verano en el
Hyurgas Nuur por segunda vez (el escritor ya había estado en este lugar
en el año 2010). Este año ellos vinieron con buenos equipos, entre ellos
con el modelo más moderno de ecosondas de localización de peces. El
mismo Ígor Grishin nos cuenta:
–La
vez pasada, junto a las huellas de gran tamaño, nosotros encontramos
huesos que no pueden pertenecer a ningún otro animal conocido que viva
en Mongolia. Muy frecuentemente pescamos ejemplares con huellas de
colmillos, y sabemos que en este lago habita un solo tipo de pescado, la
carpa del Altai, (Oreoleuci scus potanini) la cual no tiene dientes.
Este año, desde los catamaranes, nos fue posible registrar huellas en el
fondo del lago con la ayuda de una moderna ecosonda e igual que en la
tierra, se podían dividir en tres grupos distintos, lo cual nos lleva a
pensar que o bien pertenecen a tres tipos distintos de animales de
distinto tamaño o son huellas de partes distintas del cuerpo de un solo
animal.
Además
de esto, en la orilla apreciaron unos surcos, como si alguien hubiera
arrastrado por la arena un bote o un barco. Pero en el Hyargas Nuur no
hay nada de esto y los investigadores concluyeron que estas huellas
pueden ser de piedras posiblemente movidas por animales. Revisando la
literatura, ellos supieron que los habitantes de los antiguos
reservorios de agua, como por ejemplo los plesiosauros, digerían
piedras, pues sin ellas, no podían asimilar la comida.
El
científico colaborador de la reserva del Valdai, el zoólogo Valeri
Nikoláev, el cual ha podido estar en Hyuargas Nuur, comparte todas las
hipótesis sobre la existencia de un reptil gigante antiguo. Los
lugareños no se acercan a este lago precisamente por el miedo a
encontrarse con un animal desconocido al cual nombran “la ballena”. El
científico nos describe su punto de vista:
–La
población local mongola, incluso si llega cerca de la orilla, no se
interesa por el lago, sin embargo, los que viven relativamente cerca del
Hyurgas Nuur, comentan que en el lago habitan criaturas gigantes. Es
comprensible que esto sean solo leyendas, creencias mitológicas, pero en
la historia de la ciencia, no son pocos los casos de hallazgos de
animales que comenzaron precisamente a partir de relatos increíbles en
un principio y culminaron exitosamente. Pongamos por ejemplo el oso
panda o un fósil viviente como es el celacanto, un pez que no ha
cambiado en los últimos cuatrocientos millones de años o el okapi de la
familia de las jirafas. Todos ellos fueron alguna vez solo leyendas.
El
anfitrión del Hyargas Nuur puede ser un animal prehistórico que
sobrevivió en la tierra incluso antes de la era glacial. En las regiones
sureñas del planeta, también en Asia Central, no todo quedó congelado.
Los científicos consideran que este lago mongol formaba parte de un mar
del pleistoceno y los peces, esta misma carpa del Altai, por ejemplo,
podría ser el alimento del misterioso reptil prehistórico.
Resolver
este misterio de la naturaleza, por supuesto, lo harán en las
siguientes expediciones en las cuales participarán científicos más
cualificados y la mejor de las técnicas, pero por ahora, al atrevido
grupo de Ígor Grishin le es imposible ampliar los recursos de la
expedición, tanto humanos como técnicos. Literalmente las desérticas y
deshabitadas orillas del lago, como en un paisaje lunar, espantan a los
seres vivos y no permite el paso a su interior.
Puede
parecer de lo más extraño, pero todos los zoólogos que contactamos para
ir con nosotros, a última hora, por una razón u otra, no pudieron ir.
Honestamente, este lugar no es nada acogedor, teníamos la impresión de
que todos los fenómenos de la naturaleza reaccionaban con nuestra
presencia. Esta región es muy seca, pero fue solo llegar, y enseguida se
desplomó una lluvia que duró cuatro días, estábamos rodeados de rayos y
truenos de la tormenta eléctrica. Llevar adelante las investigaciones
en el lago era difícil e incluso arriesgado debido a las tormentas y las
ráfagas de viento, que en solo unos segundos te pueden arrastrar hasta
un lugar donde podrías no retornar.
Sin
embargo, a pesar de todos los esfuerzos, las huellas no fueron
“conquistadas” y solo queda la esperanza de que el año próximo se pueda
repetir la expedición junto con representantes oficiales del mundo de la
ciencia.
Foto: La Voz de Rusia
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