domingo, 22 de septiembre de 2013

La ingravidez puede resultar fatal para el ser humano

 


La ingravidez ejerce el impacto más fuerte sobre las arterias cerebrales. A tal conclusión llegaron científicos de Rusia y EEUU, que estudian los resultados del vasto proyecto conjunto Bion-M, dedicado al estudio de la influencia de las condiciones espaciales sobre los organismos vivos.

En primavera y verano de este año especialistas rusos y norteamericanos enviaron a la órbita a representantes de la flora y fauna terrestre: ratones, gecónidos, peces en acuarios, vegetales y microorganismos. Este vuelo de un mes de duración en condiciones de ingravidez fue el más largo de la historia de un aparato espacial con animales a bordo. En agosto, en el Instituto de Problemas Médico-Biológicos (IPMB) de Moscú se ejecutó la parte terrestre del experimento.

“Se aclaró que las arterias cerebrales sufren más que, digamos, la arteria ciática”, dijo refiriéndose a los primeros resultados del experimento el jefe científico del proyecto Bion-M, Vladímir Sichiov. Según él, esto indica que en la ingravidez se pueden registrar incidencias sustanciales sobre muchas funciones del cerebro, incluyendo las mentales.

Los animalitos cosmonautas fueron preparados para el vuelo con toda seriedad. Varias veces se les controló el peso, se les realizaron mediciones desde los bigotes hasta la cola y fueron entrenados para las condiciones de ingravidez. Además, se les hicieron complicadas pruebas psicológicas para comprender que ejemplares –femenino o masculino– soportarán mejor la estadía en el espacio. Resultó ser que los machos son más resistentes.

"Las hembras poseen un poderoso campo hormonal, que esconde muchos cambios, y por eso los machos son más interesantes que las hembras para las investigaciones, aclara Sichiov. Claro que los machos son algo más agresivos y reaccionan de forma más brusca a las variaciones de las condiciones físicas de vida".
Los lagartos fueron los que mejor que todos soportaron el vuelo: el destacamento de gecónidos no sufrió pérdidas. De los cuarenta y cinco ratones solo diecinueve regresaron a la Tierra. Algunos animales de laboratorio no soportaron las sobrecargas del lanzamiento. Otros murieron en peleas con sus congéneres. Los peces tampoco lograron regresar por una desconexión de la iluminación, lo que impidió que las algas siguieran sintetizando oxígeno para los animalitos acuáticos.

En la parte terrestre del experimento los animales vivieron treinta días bajo la misma temperatura, humedad y composición del aire que en el espacio, pero sin la radiación elevada y la ingravidez. Los científicos compararon el estado de los animalitos de laboratorio y los valores de la presión arterial y llegaron a una conclusión muy importante para los vuelos del hombre al espacio: la influencia de la ingravidez sobre los funciones cerebrales.

Ahora durante medio año se estudiarán los videos y se analizarán los datos. Los especialistas del IPMB y sus colegas estadounidenses estudian conjuntamente a los animales que estuvieron en el espacio, aunando los más novísimos métodos de investigaciones.
“La prioridad más próxima es investigar el impacto del espacio sobre el sistema sanguíneo en general y, obviamente, sobre el corazón", concluye Vladímir Sichiov.

Foto: wikipedia.org

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