Un grupo de científicos británicos pone en duda la creencia de que las
únicas moléculas capaces de contener y transferir información genética
son el ADN y el ARN, creando seis polímeros sintéticos alternativos al ADN, informa la revista Science.
“Hemos creado polímeros sintéticos diferentes al ADN y al ARN, que pueden almacenar y transportar información, dos de las señas de identidad de la herencia y de la vida”, comenta Philipp Holliger, coordinador del estudio del Medical Research Council Laboratory of Molecular Biology en Cambridge, Reino Unido.
Se trata de seis tipos diferentes de ácidos nucléicos artificiales (AXN), capaces de replicarse, evolucionar y almacenar la información biológica, tal como hace el ADN.
El ADN, que encadena y codifica la información genética de todos los seres vivos, está formado por una serie de nucleótidos conectados entre sí y compuestos por un grupo de azúcar (la desoxirribosa), una base nitrogenada (adenina, guanina, citosina o timina) y un grupo de fosfato.
“Hemos creado polímeros sintéticos diferentes al ADN y al ARN, que pueden almacenar y transportar información, dos de las señas de identidad de la herencia y de la vida”, comenta Philipp Holliger, coordinador del estudio del Medical Research Council Laboratory of Molecular Biology en Cambridge, Reino Unido.
Se trata de seis tipos diferentes de ácidos nucléicos artificiales (AXN), capaces de replicarse, evolucionar y almacenar la información biológica, tal como hace el ADN.
El ADN, que encadena y codifica la información genética de todos los seres vivos, está formado por una serie de nucleótidos conectados entre sí y compuestos por un grupo de azúcar (la desoxirribosa), una base nitrogenada (adenina, guanina, citosina o timina) y un grupo de fosfato.
En el AXN, desarrollado artificialmente, los grupos de azúcares
originales se reemplazan por otros compuestos, pero el resto de la
estructura es idéntica a la del ADN.
“Nuestro descubrimiento implica que no existe ningún imperativo por el que la vida se tenga que basar en el ADN y el ARN”, explica el científico. “Lo más probable es que su presencia no sea más que el reflejo congelado de un ‘accidente’ que se produjo en el origen de la vida”, dice.
En varias ocasiones los investigadores crearon versiones artificiales de ADN y ARN en los laboratorios, sustituyendo cualquiera de los bloques constitutivos por análogos químicos. Pero es la primera vez que se logra que los fermentos lean la información de estas moléculas modificadas.
Según Gerald Joyce, experto del Instituto de Investigación Scripps, en EE. UU., este descubrimiento puede abrir las puertas a la era de la genética sintética y tiene implicaciones para la exobiología y la biotecnología.
“Nuestro descubrimiento implica que no existe ningún imperativo por el que la vida se tenga que basar en el ADN y el ARN”, explica el científico. “Lo más probable es que su presencia no sea más que el reflejo congelado de un ‘accidente’ que se produjo en el origen de la vida”, dice.
En varias ocasiones los investigadores crearon versiones artificiales de ADN y ARN en los laboratorios, sustituyendo cualquiera de los bloques constitutivos por análogos químicos. Pero es la primera vez que se logra que los fermentos lean la información de estas moléculas modificadas.
Según Gerald Joyce, experto del Instituto de Investigación Scripps, en EE. UU., este descubrimiento puede abrir las puertas a la era de la genética sintética y tiene implicaciones para la exobiología y la biotecnología.
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