Una sonrisa y una mueca determinada significan lo mismo en todas
partes, según afirman muchos antropólogos y psicólogos evolutivos. La
hipótesis sobre el carácter universal de la mímica humana pertenece a Charles Darwin
y no fue contestada hasta ahora. Sin embargo, un estudio de Rachael
Jack, una psicóloga de la Universidad de Glasgow en Reino Unido,
demostró que los asiáticos perciben la mímica de un modo diferente a los
europeos.
Durante el estudio los científicos usaron el modelo virtual de la cara
humana, tanto europea como asiática, para crear una biblioteca de
expresiones de diversas emociones. Estas expresiones se formaron
variando la elevación de las comisuras de los labios, dilatando o
estrechando los ojos y usando otros procedimientos parecidos.
4.800 imágenes fueron creadas para ser evaluadas por los participantes
del experimento. Estos tenían que escoger la emoción que corresponde a
cada cara de las seis básicas definidas por Darwin: alegría, sorpresa,
miedo, disgusto, enojo y tristeza. Luego tenían que evaluar la
intensidad de la emoción en una escala de uno a cinco.
Los voluntarios fueron divididos en dos grupos. Los primeros 15 eran inmigrantes de Asia Oriental
que habían llegado recientemente al Reino Unido y habían tenido muy
poco contacto con la cultura occidental anteriormente. El segundo grupo
estaba formado por personas de origen europeo.
Si las emociones fueran universales, la misma expresión facial sería
atribuida a la misma emoción, lo que ocurrió en el grupo europeo, que
distribuyó las 4.800 caras en seis grupos de manera casi idéntica.
Mientras tanto, los asiáticos llegaron a un acuerdo solo sobre la
sonrisa, que significa alegría para todos. Pero las demás expresiones no
fueron atribuidas a sus emociones correspondientes. De esto los autores
de la investigación concluyeron que la lista de Darwin no refleja las
emociones básicas típicas para los asiáticos.
El libro de Charles Darwin La expresión de las emociones en humanos y animales
se basa en la hipótesis de que todas las personas perciben las
emociones de igual modo. Si las emociones fueran rasgos culturales,
inevitablemente divergirían en culturas diferentes. La sonrisa, por
ejemplo, significaría cosas diferentes para pueblos diferentes. Dado que
esto no es así, Darwin estableció que la mímica facial es una
característica innata y no adquirida del ser humano. No obstante, los
resultados de la reciente investigación sugieren que tal vez la cultura
desempeñe un papel más importante de lo que se pensaba hasta el momento
en la percepción de las expresiones faciales.
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