A medida que envejece el Sol, el torrente que
irradia de energía irá creciendo y por consiguiente el calor en la
Tierra. Pero el británico insiste en que disminuirá el contenido de gas
carbónico. Y he aquí las razones: debido al calentamiento del suelo se
intensificarán los vientos y como consecuencia de la evaporación intensa
de la humedad serán más frecuentes las lluvias.
Las capas geológicas
comenzarán a erosionarse intensivamente dejando al descubierto el
silicio que devorará el gas carbónico de la atmósfera. La otra parte de
dióxido de carbono será absorbido por el agua de la lluvia. Debido a la
escasez de dióxido de carbono se alterará la fotosíntesis de las
plantas, las que perecerán y, sin flora, perece también la fauna. El
científico calcula en mil millones de años el transcurso de esta cadena
de hechos. En los mil millones de años siguientes, la biósfera
consistirá solo en bacterias que viven en los residuos salados calientes
de los océanos y en las cavernas. Se secarán también, finalmente, todos
los embalses de agua.
La fotosíntesis de las plantas se
interrumpirá realmente, pero por otra razón objeta Natalia Ryazánova,
geoecóloga y candidata en Geografía:
-Con
la elevación de la temperatura, la velocidad de la fotosíntesis de la
flora aumenta solo hasta un cierto límite. Con una temperatura superior a
los cuarenta grados, la fotosíntesis en muchas plantas se interrumpe,
como mínimo, pero cuando llega a los cincuenta y más ese proceso termina
en todas las plantas.
Natalia Ryazánova no está
segura de que el gas carbónico vaya a ser menor algún día. Aquello es
difícil siquiera imaginar, debido a que la tendencia es de momento a
todas luces contraria. A fin de cuentas, el exceso dióxido de carbono
nace incluso bien para las plantas, aunque para los animales y el hombre
puede resultar mortal, añade la geoecóloga:
-El
dióxido de carbono oprime en gran cantidad los centros de la
respiración, y posiblemente paralice las funciones vitales del ser
humano. Se puede esperar que el aumento de su cantidad repercutas
letalmente en la mayoría de las especies de la fauna.
Los
escenarios climáticos de los autores del Instituto Tecnológico de
California tienen en cuenta no la disminución sino el aumento de la
concentración de dióxido de carbono y de otros gases de invernadero.
Según sus previsiones, los seres humanos hervirán dentro de mil cien
millones como consecuencia del potentísimo efecto de invernadero, como
el que se registra en Venus. Una buena noticia será tan solo que, cuando
el Sol comience a hincharse y a convertirse en un gigante rojo,
comenzará a aumentar en decenas de veces y abarcará Mercurio y Venus y
sus órbitas, pero no alcanzará, sin embargo, la de la Tierra.
Foto: SXC.hu
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