Un disco gigante que gira durante horas, serpentinas tan largas como
cincuenta Tierras o cintas retorcidas que fluyen en direcciones opuestas
a un millón de kilómetros por hora.
La observación del cielo terrestre puede deparar en ocasiones
espectáculos apasionantes, como las auroras boreales o las grandes
tormentas eléctricas, pero nuestro cielo es un parque de atracciones
para niños si lo comparamos con lo que ocurre a casi 150 millones de
kilómetros de nuestro planeta, en la atmósfera del Sol.
Los científicos
han comenzado a recopilar su propia colección de eventos fascinantes en
el cielo de nuestra estrella. Entre esta serie de rarezas, destaca un
disco gigante que gira durante varias horas, serpentinas como plumas tan
largas como cincuenta Tierras puestas una detrás de otra, un chorro
sobrecalentado que golpea la parte superior de una prominencia o cintas
retorcidas que fluyen en direcciones opuestas a un millón de kilómetros
por hora.
Estos fenómenos fueron descubiertos por Xing Li y Jeff Smith, investigadores de la británica Universidad de Aberystwyth ,
utilizando un telescopio a bordo del Observatorio de Dinámica Solar
(SDO) de la NASA.
Los resultados se han presentado en la Reunión
Nacional de Astronomía (RAS), que se celebra estos días en St. Andrews.
Las prominencias son formas gaseosas con temperaturas de alrededor de
5.000ºC, relativamente frías en comparación a la atmósfera solar que las
rodea, de 1 o 2 millones de grados. Se extienden hacia el exterior
desde la superficie del Sol, a menudo en forma de bucle. Se les llama
filamentos cuando se ven contra el disco solar, apareciendo como rayas
oscuras debido a que los gases fríos que contienen absorben la luz
emitida desde abajo.
Las prominencias solares y los filamentos
suministran la mayor parte del material liberado en las eyecciones de
masa coronal, grandes erupciones de la atmósfera del Sol que pueden
provocar cambios en el clima espacial y crear tormentas geomagnéticas en
la Tierra.
Los discos giratorios en las
prominencias solares fueron observados por primera vez hace décadas con
telescopios terrestres, y han desconcertado a los físicos solares desde
entonces.
Las nuevas observaciones del SDO revelan que el disco cubre un
rango de temperatura de unos pocos miles a un millón de grados
centígrados. La rotación es causada por la turbulencia producida en el
acoplamiento de dos gases de temperaturas muy contrastadas. «Creemos que
la rotación se produce cuando los gases calientes entran en un medio
frío de una manera organizada.
El campo magnético sirve como una barrera
térmica entre los dos medios. La rotación resultante puede durar
horas», explica Li.
El movimiento horizontal persistente de las serpentinas fue observada
por la SDO durante un período de más de 15 horas. Li y Smith creen que
la causa más probable es una lenta reestructuración a gran escala del
campo magnético a través de un proceso llamado reconexión magnética.
Durante otra observación, que duró alrededor de tres horas, un chorro de
gases sobrecalentados a 1,5-2 millones ºC fue succionado de la cavidad
coronal alrededor de una prominencia hasta que golpeó la parte superior
de la misma a 50.000 kilómetros de altura. «Es comparable a un misil
balístico que golpea un satélite en órbita geoestacionaria», dice Li.
Finalmente, las imágenes mostraron flujos de más de un millón de
kilómetros por hora a lo largo de un canal de filamentos formado por
muchos hilos muy finos. «Estos eventos son hermosos de observar y
también establecen un reto fascinante para entender la física
involucrada», dice el investigador.
ABC
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