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La exploración del espacio mediante estaciones interplanetarias puede tropezar con serios inconvenientes pronostican expertos occidentales, porque se agotan las reservas de plutonio-238 acumuladas en la producción de las armas nucleares.
Precisamente este isótopo es
utilizado para fabricar las baterías de las naves espaciales que viajan a
distancias considerables del Sol, donde los paneles solares son
ineficaces.
El plutonio-238 se utiliza en la
exploración del espacio a lo largo de décadas. Baterías fabricadas con
este isótopo fueron instaladas en las sondas “Pioneer” y “Voyager”,
enviadas en los años 70 del siglo pasado a los confines del Sistema
Solar. Y hasta el momento, no se ha perdido el contacto con las
“Voyager”. La energía que produce la reacción termonuclear permite
funcionar a la estación “Cassini” que orbita cerca de Saturno y también
funciona el recién vehículo de exploración “Curiosity”, en la superficie
del Marte. A propósito, para la fabricación de las baterías del
“Curiosity”, el plutonio fue suministrado por Rusia, debido a que
Estados Unidos suspendió su producción en los años 80 del siglo pasado.
Ahora,
las reservas rusas de plutonio están a punto de acabarse, mientras
tanto, en los próximos diez años, los científicos rusos planean enviar
una sonda a Ganímedes, el satélite más grande de Júpiter. Y a pesar de
que las reservas de plutonio empiezan a disminuir, el programa espacial
ruso no tendrá problemas, asegura el asesor de la Corporación Espacial
“Energía”, Víctor Siniávski.
El plutonio se está
obteniendo en estaciones nucleares, los isótopos de plutonio se forman
durante la fisión nuclear del uranio, incluido el usado en los
generadores de radioisótopos. Extraerlo del combustible usado supone un
procedimiento muy costoso y complicado, sin embargo, existen tecnologías
que permiten hacerlo.
Al mismo tiempo, el
combustible nuclear usado contiene diferentes isótopos de plutonio, pero
apenas un 1% es plutonio-238. Hay otra manera de conseguir el tan
necesario elemento: obtenerlo del neptunio-237, más fácil de separar del
combustible usado. Para esto es necesario crear instalaciones
especiales, proyecto que está considerando actualmente la Agencia
Espacial de Estados Unidos (NASA).
¿Y no se podría
evitar el uso de este isótopo, dado que desde hace tiempo existen
estaciones eléctricas que funcionan con el más barato estroncio-90
(Sr-90)? Lo que ocurre es que baterías en base al Sr-90 no pueden
funcionar durante treinta años, explica el asesor del Centro de
investigación científica Kurchátov, Nikolai Kujárkin.
En vuelos espaciales de tan larga duración no se puede sustituir ningún elemento, todo tiene que ser altamente fiable.
En
Estados Unidos se prohibió el procesamiento del combustible nuclear
usado, lo que agravó la situación. De modo que las autoridades
estadounidenses deben elegir entre autorizar de nuevo el procesamiento
del combustible usado o crear plantas para obtener plutonio-238 a partir
del neptunio-237. Sería una decisión meramente política. Según Nicolai
Kujarkin, en Rusia dicha posibilidad no se plantea. Si se formula el
objetivo de conseguir plutonio-238, se conseguirá en cantidades
necesarias e incluso para la venta, señala.
Mientras
tanto, la demanda del plutonio debería reducirse, opina el el experto
del Instituto de Física Lébedev de la Academia de Ciencias de Rusia,
Oleg Dalkárov.
—Espero
que se diseñen fuentes de energía compactas a base del hidrógeno. Esta
tecnología se llamaba antes fusión en frío y era considerada
pseudociencia. Sin embargo, en el último par de años han aparecido datos
que comprueban la existencia de un resultado físico real.
Dicha
tecnología se convirtió en noticia hace dos años: los físicos italianos
reprodujeron el experimento conocido desde los años 20 del siglo
pasado, como la electrólisis de agua pesada. Su reactor funcionó con
hidrógeno y níquel. El exceso de calor no se pudo explicar únicamente
con el efecto de la electricidad ni del hidrógeno, porque no llegó a
gastarse. Además, se detectó una radiación de bajo grado y aparecieron
huellas de cobre. Es decir, se registraron todos los indicios de una
reacción termonuclear y no simplemente química.
Sin
embargo, la aplicación de la tecnología se aplazó y todavía no ha
aparecido ningun aparato de calefacción a base de la “fusión en frío”,
aunque los investigadores italianos anticiparon su producción en serie.
De modo que sería muy precipitado hablar de un sistema compacto aplicado
a las baterías de las sondas espaciales ni de un sustituto real a
plutonio-238.
Borís Pavlístchev / http://spanish.ruvr.ru
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