Según un estudio de la Universidad de Duke se llegan a perder 8 puntos de 100 de cociente intelectual.
Existen defensores de las virtudes de algunas drogas blandas como
el cannabis. Aseguran, y en algunos casos con apoyatura científica, que
sirve para tratar las migrañas, retrasa el crecimiento tumoral, previene
el alzhéimer o trata el glaucoma. Sin embargo, la ciencia también puede señalar sus perjuicios para el organismo.
Es lo que ha hecho un nuevo estudio de la Universidad de Duke, que ha llegado a la conclusión de que el uso persistente de marihuana durante la adolescencia daña de forma duradera la inteligencia, la memoria y la capacidad de atención, y del que da cuenta Materia.
Los investigadores estudiaron a un grupo de 1.037 individuos de la localidad neozelandesa de Dunedin a lo largo de toda su vida. Descubrieron que las personas que comenzaron a fumar cannabis antes de los 18 años llegaron a perder, en el caso de los consumidores más empedernidos, hasta ocho puntos (de 100) de cociente intelectual cuando se compararon los resultados de sus tests de inteligencia a los 13 y a los 38 años de edad.
Alguien que pierde cociente se verá en desventaja en el futuroAdemás, el artículo –que se acaba de publicar en la revista PNAS– señala que abandonar el consumo no sirvió para revertir la pérdida por completo. No obstante, los científicos consideran que se necesitan más estudios para determinar si esta pérdida de capacidades relacionadas con el cannabis son o no reversibles.
¿Son poco ocho puntos de pérdida? La coordinadora del trabajo, Madeline Meier, recuerda que "un mayor cociente intelectual está relacionado con una mayor educación e ingresos y con una vida mejor y más sana". Alguien que pierde ocho puntos de cociente intelectual como adolescente "se verá en desventaja frente a la gente de su edad en el futuro", asegura.
Los investigadores señalan que los daños se producen porque el cannabis produce cambios en el cerebro en una etapa en la que precisamente está experimentando numerosas transformaciones. La pubertad es un periodo de desarrollo crítico, que se caracteriza por la maduración de las neuronas y los sistemas de neurotransmisión, y por procesos de reorganización que hacen especialmente vulnerable el cerebro adolescente.
Es lo que ha hecho un nuevo estudio de la Universidad de Duke, que ha llegado a la conclusión de que el uso persistente de marihuana durante la adolescencia daña de forma duradera la inteligencia, la memoria y la capacidad de atención, y del que da cuenta Materia.
Los investigadores estudiaron a un grupo de 1.037 individuos de la localidad neozelandesa de Dunedin a lo largo de toda su vida. Descubrieron que las personas que comenzaron a fumar cannabis antes de los 18 años llegaron a perder, en el caso de los consumidores más empedernidos, hasta ocho puntos (de 100) de cociente intelectual cuando se compararon los resultados de sus tests de inteligencia a los 13 y a los 38 años de edad.
Alguien que pierde cociente se verá en desventaja en el futuroAdemás, el artículo –que se acaba de publicar en la revista PNAS– señala que abandonar el consumo no sirvió para revertir la pérdida por completo. No obstante, los científicos consideran que se necesitan más estudios para determinar si esta pérdida de capacidades relacionadas con el cannabis son o no reversibles.
¿Son poco ocho puntos de pérdida? La coordinadora del trabajo, Madeline Meier, recuerda que "un mayor cociente intelectual está relacionado con una mayor educación e ingresos y con una vida mejor y más sana". Alguien que pierde ocho puntos de cociente intelectual como adolescente "se verá en desventaja frente a la gente de su edad en el futuro", asegura.
Los investigadores señalan que los daños se producen porque el cannabis produce cambios en el cerebro en una etapa en la que precisamente está experimentando numerosas transformaciones. La pubertad es un periodo de desarrollo crítico, que se caracteriza por la maduración de las neuronas y los sistemas de neurotransmisión, y por procesos de reorganización que hacen especialmente vulnerable el cerebro adolescente.
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