Después de realizar una serie de estudios, los dentistas europeos llegaron a la conclusión de que el vino blanco tiene un efecto muy negativo sobre el esmalte dental.
Resulta que el vino contiene
ácidos que destruyen el esmalte más de una manera más intensa que las
sustancias similares que contiene el vino tinto. Estos componentes
afectan agresivamente quitándoles el calcio y el fósforo.
Los
quesos con alto contenido en calcio pueden reducir parcialmente el
impacto negativo. Los especialistas recomiendan no cepillarse los
dientes durante media hora después de beber vino blanco, ya que en este
caso se corre el riesgo de quitar el esmalte ya dañado.
vl/mo/sm
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