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Los científicos norteamericanos descubrieron un gen que dificulta a los hombres ser felices. Es el llamado gen del guerrero que responde por las manifestaciones de agresión.
En las mujeres es poco activo y en
ello está el secreto de la felicidad del sexo débil. Entretanto, los
expertos rusos aseveran: la felicidad no está en genes sino en las
peculiaridades de la percepción del mundo.
Una de las
formas del gen: la monoamino-oxidasa A (МАОА) se activa en el organismo
en situaciones de estrés y bajo los efectos de drogas o de alcohol.
Como resultado, la conducta del hombre se vuelve agresiva. Aquellos en
los que el gen del guerrero es poco activen suelen ser más generosos y
más suaves y, por consiguiente, más felices. Pero, no se puede decir que
todo depende de los genes, el entorno social no es menos importante.
Sin embargo no se puede decir que todo depende de los genes, el entorno
social no es menos importante, señala Svetlana Borínskaya, colaboradora
científica del Instituto de Genética General Vavílov de la Academia de
Ciencias de Rusia.
—En efecto, los genes influyen
en el grado de optimismo o de pesimismo en que una persona puede
percibir lo que la circunda, en el grado en que está proclive a la
depresión o al revés. Pero no solo los genes. Nadie dirá que el amor o
la felicidad sean determinados por genes. Ellos dependen de lo que pasa
en nuestra vida, de los acontecimientos en el mundo exterior, en la
familia. Hace diez años se examinó a personas con diferentes genes,
teniendo en cuenta su vida y su educación. Resultó que en hombres mal
cuidados por los padres en la infancia y en que el gen MAOA era poco
activo, los índices sociales eran peores. En ellos se registraba con más
frecuencia la conducta antisocial, crueldad respecto a las personas y a
los animales.
Por otro lado, la
felicidad no es una afección y no presenta síntomas concretos. Cada
persona determina por sí misma si es feliz o no, puntualiza la psicóloga
Yulia Zótova.
—Desde el punto de vista de la
psicología, la felicidad es cierta valoración de cómo la persona ve su
propia vida, sus realizaciones, sus emociones, lo que la espera en el
futuro y lo que había en el pasado. La felicidad se basa en dos
emociones. En la alegría y en la medida en que nuestras esperanzas se
hacen realidad. Por eso, si Usted hace lo que quería y le sale bien, si
se alegra y se divierte más a menudo, en resumidas cuentas puede
considerarse con más facilidad una persona feliz.
La
investigación de los estudiosos norteamericanos adolece de una
importante falta: ellos hacían a los participantes del grupo en examen
una misma pregunta: “¿Se siente Usted feliz? En esto nadie trató de
esclarecer qué quiere decir ′felicidad′”. Para cada uno es un fenómeno
único que hasta la fecha no ha podido explicar nadie desde la vertiente
de la ciencia.
Alexandra Zajárova / http://spanish.ruvr.ru
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