Corbis RT
Poca actividad física, el abuso del tabaco y el
alcohol, una vida sedentaria y desordenada, hipertensión y un alto nivel
de colesterol son los factores que llevan a la apoplejía. Pero ahora
esta lista ha sido alargada con un factor más. Los científicos afirman
que el no dormir lo suficiente aumenta en cuatro veces el riesgo de un
ataque cerebrovascular. El estudio fue presentado en la conferencia
SLEEP 2012 en Boston (EE. UU.).
El investigador Megan Ruiter de la Universidad de Alabama en
Birmingham (EE. UU.) realizó un experimento en el cual participaron
5.666 personas que fueron divididas en tres grupos. Un grupo dormía 8
horas, otro 7 horas y los voluntarios del último grupo dormían 6 horas o
menos. El científico analizó su estado de salud durante 3 años.
Resultó que el riesgo de padecer una apoplejía aumentó cuatro veces en el grupo de las personas que dormían menos de 6 horas cada noche, a pesar de que ellas no tenían otros factores de riesgo como la obesidad o el abuso de alcohol y llevaban una vida equilibrada.
“Muchos prefieren sacrificar su sueño para dar más tiempo a otras cosas, como el trabajo o los estudios, especialmente cuando ellos están ahogados con el trabajo”, indica Ruiter.
El sueño insuficiente rompe el funcionamiento normal del organismo humano, incrementando la tensión arterial y cambiando el metabolismo, lo que afecta la circulación de la sangre en todo el cuerpo, especialmente en el cerebro.
Actualmente el ataque cerebrovascular es una de las principales causas de muerte en el mundo.
Resultó que el riesgo de padecer una apoplejía aumentó cuatro veces en el grupo de las personas que dormían menos de 6 horas cada noche, a pesar de que ellas no tenían otros factores de riesgo como la obesidad o el abuso de alcohol y llevaban una vida equilibrada.
“Muchos prefieren sacrificar su sueño para dar más tiempo a otras cosas, como el trabajo o los estudios, especialmente cuando ellos están ahogados con el trabajo”, indica Ruiter.
El sueño insuficiente rompe el funcionamiento normal del organismo humano, incrementando la tensión arterial y cambiando el metabolismo, lo que afecta la circulación de la sangre en todo el cuerpo, especialmente en el cerebro.
Actualmente el ataque cerebrovascular es una de las principales causas de muerte en el mundo.
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