El avión “Solar Impulse” ha aterrizado en el aeropuerto
de Barajas a las 1:19 horas de hoy, diecisiete horas y dos minutos
después de despegar de Rabat en su viaje de regreso a Suiza “sin usar
una gota de combustible” y movido exclusivamente por energía solar.
Esta es la segunda vez que el avión solar toma tierra en Barajas, ya
que el pasado 25 de mayo hizo un descanso para ser sometido a tareas de
mantenimiento en el aeropuerto madrileño en el transcurso de la
travesía que realizó desde Suiza a Marruecos.
Estaba previsto que el “Solar Impulse” llegara a Barajas en la
madrugada del pasado martes, pero un cambio repentino en las
condiciones climáticas impidió su despegue de Rabat, ya que el avión
sólo pesa 1.600 kilos, aunque tiene la misma envergadura que un Airbus,
lo que le hace muy dependiente de los vientos y de las corrientes de
aire.
Los organizadores de esta travesía entre Suiza y Marruecos han
destacado que, hasta que despegó en la madrugada de este viernes 6 de
julio de Rabat, el avión había recorrido unos 4.000 kilómetros.
Según las previsiones, el prototipo, creado por Bertrand Piccard y
André Borschberg, alcanzó a última hora de la tarde del viernes la
altura de Toledo -provincia y capital cercana a Madrid- y llegó a
Barajas antes de la medianoche, pero no pudo tomar tierra en el
aeropuerto madrileño hasta algunas horas después para no interferir en
la actividad de las instalaciones.
Piccard y Borschberg emprendieron esta aventura hace siete años y la primera prueba con el avión la hicieron en 2009.
Un año después, el Solar Impulse hizo su primer vuelo real y logró
estar en el aire día y noche sin ningún tipo de carburante, hasta 26
horas.
Las 12.000 células fotovoltaicas que cubren sus alas recogen la
energía solar y la transfieren a las cuatro baterías de que consta el
aparato y que permiten volar la aeronave hasta cinco horas.
El viaje del “Solar Impulse” a Rabat respondió a una invitación de la
Agencia de la Energía Solar de Marruecos, que planea la construcción
de cinco parques solares hasta 2020, con una capacidad total de 2.000
megavatios para generar una parte importante del consumo de electricidad
del país.
Durante su estancia en Madrid en el mes de mayo, los impulsores del
viaje aseguraron que el objetivo de su aventura era demostrar que “los
sueños son posibles” y que un mundo que potencia las energías renovables
“es un mundo mejor”. EFE
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