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Muchos han escuchado hablar de casos
totalmente inexplicables, en que encuentran cuerpos humanos total o
parcialmente carbonizados sin ninguna señal de intromisión externa.
Este fenómeno es conocido hace ya muchos siglos y se denomina autocombustión.
Estos
fenómenos misteriosos fueron registrados por primera vez en el siglo
XVI, mientras que el último caso ocurrió el año pasado en Irlanda. En su
propia casa fue encontrado un hombre calcinado sentado en el sillón
junto a la estufa. Los médicos determinaron que la causa de la
combustión no fue el fuego de la estufa. Las huellas de la ignición
fueron encontradas debajo y sobre el cuerpo de la víctima, todos los
demás objetos quedaron intactos.
Tratando de explicar este extraño fenómeno el biólogo británico Brian J. Ford presentó su propia teoría:
—La gente simplemente arde, - dice Ford. -
Ellos pueden estar tranquilamente sentados en el sillón o acostados en
el diván y de golpe se convierten en pasto de las llamas. Del cuerpo
salen llamas azules como si fuera el fuego de un soplete y poco después
se convierte en cenizas. Por lo general, solo las piernas quedan
intactas. Las cosas cercanas, como ser una pila de periódicos sobre el
brazo del sillón o las pantuflas tampoco sufren deterioro alguno. A lo
largo de los siglos la autocombustión humana suscita numerosas
discusiones, muchos la consideran un mito. Pero realmente existe y ahora
suponemos que podemos explicar la causa de su procedencia.
Ford
utiliza cerdos en sus experimentos, porque el código genético de estos
animales es el más parecido al humano. Por esto son los más apropiados
para comprobar sus hipótesis. La causa más probable de efecto de
autocombustión, según Ford, puede ser la acetona, que en determinadas
condiciones puede acumularse en el organismo humano. La acumulación
excesiva se conoce como cetosis y se produce en los casos de
alcoholismo, de alimentación incorrecta y también si la persona sufre de
diabetes. El científico dice:
—Durante
una semana pusimos en remojo en etanol el peritoneo del cerdo. Incluso
envuelto en gasa impregnada en alcohol no va a arder. Por lo general,
nuestros tejidos no contienen etanol, pero en nuestro cuerpo hay un
componente muy inflamable, cuya concentración puede elevarse
considerablemente. Los lípidos triglicéridos se disgregan en el
organismo y forman ácidos grasos y glicerina. Los ácidos grasos pueden
ser utilizados como fuentes alternativas de energía en el proceso de
beta-oxidación, que conduce a la acumulación de las moléculas
metabólicas clave acetil-CoA. Éstas mantienen el ciclo de Krebs
productor de energía dentro de las mitocondrias en las células de
nuestro cuerpo.
Si Ford logra demostrar que
los cuerpos de los cerdos se inflaman, cuando en ellos se acumula una
gran cantidad de acetona, entonces será el primer científico que
confirmará experimentalmente la naturaleza del misterioso fenómeno de
autocombustión.
mj/mo/ap
Alena Rakitina / http://spanish.ruvr.ru
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