jueves, 8 de noviembre de 2012

¿Un cigarrillo de marihuana, por favor...?

 
 
 
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La población de los Estados de Colorado y Washington por primera vez en la historia del país ha apoyado la legalización de la marihuana para el “consumo recreativo”.
Sin embargo, las enmiendas a la legislación de estos Estados contradicen claramente a las normativas federales que consideran la posesión de marihuana o cánnabis como delito penal. Y todo parece indicar que en Estados Unidos empezará el proceso de reconciliación de los gustos locales con las Leyes federales, motivo de dolor de cabeza para el Ministerio de Justicia y la Administración de control de drogas que se muestran tajantemente en contra de la medida. El caso podría acabar considerado por la Corte Suprema.
En cualquier caso, Colorado y Washington deberían recorrer un largo camino, para convertirse en una “nueva Holanda”. Sin embargo, si en algún momento su iniciativa llegara a hacerse realidad, dejarían a los Países Bajos muy atrás, dado la propuesta consiste en permitir la posesión para consumo personal de una onza de marihuana (unos 28,3 gramos) a todos los mayores de los veintiún años y el cultivo de hasta seis plantas de cánnabis. Mientras tanto, en Holanda, contra todo pronóstico, la posesión de más de cinco gramos de cánnabis es considerada un hecho punible y el consumo de esta sustancia alucinógena sólo es permitido en cafeterías especialmente destinadas para ello.
Es muy peligroso flirtear con las drogas blandas, avisa el catedrático de la Universidad de Medicina Séchenov, Evgueni Achkáasov:
—La drogodependencia es una enfermedad y es completamente erróneo intentar combatirla, legalizando el consumo de drogas. La legalización de las llamadas drogas blandas u otras sustancias psicotrópicas es inadmisible. Las consecuencias serán muy graves, porque uno llega a acostumbrarse y a adoptar modelos de conducta antisocial, de modo que en la sociedad arrancan procesos degenerativos.
Los partidarios de la legalización insisten en que la medida ayudará a acabar con el monopolio de las redes de narcotráfico y reducirá el consumo de las drogas duras, tales como la heroína, el éxtasis y demás. Al mismo tiempo, prosiguen, los impuestos especiales supondrán importantes beneficios al presupuesto federal.
Los adversarios de la medida califican de dudosos todos los argumentos arriba expuestos y vaticinan pérdidas económicas a causa de enfermedades y accidentes relacionados con el consumo de drogas.
La situación no es tan simple como podría parecer, opina otro experto, Presidente del Consejo de control de Instituto de la demografía, migración y desarrollo regional, Yuri Krupnov:
—La iniciativa en cuestión oculta los intentos de vulnerar el sistema de prohibiciones contra la difusión legal de cualquier tipo de droga, la marihuana incluida, que en estos momentos determina toda la política mundial de la lucha contra las drogas. No se trata únicamente de que dos Estados quieran legalizar la marihuana, sino de que el orden habitual de las cosas se quebrará.
Precisamente ésta fue la reacción de Luis Videgaray, consejero del nuevo presidente de México. Dado que los principales suministradores de la droga a EEUU son los cárteles mexicanos, a las autoridades de México les será extremadamente complicado luchar contra el tráfico de sustancias prohibidas en México, pero legalizadas en EEUU. “Sería cambiar las reglas del juego”, apuntó el político de alto rango.

Ach/mo
Andrei Fediashin  /  http://spanish.ruvr.ru

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