Astrónomos resuelven una importante discrepancia sobre la más famosa explicación del origen del Universo.
Según la teoría clásica, el Universo en que vivimos comenzó hace unos 13.800 millones de años con el Big Bang,
una gran explosión de la que, además de la propia materia, surgieron
también las leyes físicas que la rigen, incluidos el espacio y el
tiempo. No todos los científicos están de acuerdo con esta hipótesis,
aunque es sin duda la más aceptada.
Ahora, un equipo internacional de científicos ha venido a reforzarla. A
través del telescopio de 10 metros del Observatorio Keck en la cima del
Mauna Kea, Hawaii, uno de los más potentes de la Tierra, ha
descubierto que los momentos justo después del gran estallido ocurrieron tal como predice la teoría. El hallazgo, descrito en la revista Astronomy & Astrophysics, elimina una discrepancia importante que ha preocupado a los físicos durante dos décadas.
Uno de los problemas más importantes de la física y la
astronomía era la inconsistencia entre los isótopos de litio previamente
observados en las estrellas más viejas de nuestra galaxia, que sugería
niveles unas 200 veces mayores de litio-6 y entre tres y cinco veces
menos de litio-7 de lo que predice la teoría del Big Bang. Es decir, la cantidad de los «ingredientes» cósmicos no coincidía.
El equipo, dirigido por Karin Lind, de la Universidad de
Cambridge, ha demostrado que estos datos eran erróneos. Los análisis
empleaban varias simplificaciones que daban lugar a falsas detecciones
de isótopos de litio. Utilizando observaciones de estrellas antiguas con
el telescopio de 10 metros del Keck, los astrónomos han confirmado que
no hay ningún conflicto entre su contenido en litio 6 y 7 y las
predicciones de la teoría estándar, restaurando así el orden en nuestra
teoría de los inicios del Universo.
Radiación cósmica
El descubrimiento de que el Universo se expande por Edwin
Hubble en la década de 1920 y las observaciones posteriores sugieren que
el Cosmos nació hace 13.800 millones años en el evento llamado Big
Bang. Las observaciones fundamentales que lo corroboran son la radiación cósmica de microondas y las abundancias químicas de los elementos ligeros que se describen en la teoría del Big Bang.
Los investigadores dicen que su estudio ha sido posible
gracias al gran poder de recolección de luz del Observatorio Keck, que
les ha permitido observar las estrellas «con una composición más
'virgen' que cualquier estudio anterior». El trabajo es, con todo, muy
exigente. Una sola estrella se debe observar durante varias horas para
reunir suficientes fotones. La modelización de estos datos también es
muy ardua. Los datos deben ser analizados con sofisticados modelos de
atmósferas creados por el equipo en 3D e incluyen cálculos complejos que
se ejecutan durante semanas en potentes superordenadores.
abc.es
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