Para la próstata, para la calvicie y ahora para el alcoholismo. Las aplicaciones médicas de la finasterida parecen no tener fin.
Primero se empleó para el tratamiento de la hiperplasia o agrandamiento
de la próstata; después, uno de sus efectos, el crecimiento de pelo,
hizo que este fármaco se convirtiera en uno de los populares para evitar
la calvicie y, ahora, acaba de demostrar, eso sí en modelo animal, que
puede reducir las ganas de beber alcohol.
Pero el estudio, que se publicará el próximo mes de noviembre en Alcoholism: Clinical & Experimental Research,
también ha encontrado que la mayoría de los hombres con los efectos
secundarios sexuales relacionados con este fármaco .disfunción sexual-
notaron una disminución en su consumo de alcohol.
Finasterida es un inhibidor de la 5a-reductasa que bloquea la producción de una variedad de hormonas y moduladores del colesterol, incluyendo ciertas andrógenos y otros esteroides que son activos tanto en el cuerpo como en el cerebro
Disfunción sexual
Sin embargo, los efectos secundarios de la finasterida son importantes; en muchos pacientes se ha detectado un aumento de las tasas de disfunción sexual -disminución
de la libido y disfunción eréctil-. «Finasterida es un medicamento
sintético que se usa para tratar la hiperplasia de la próstata y la
calvicie de patrón masculino y únicamente menos del 5% de ellos
desarrollan efectos secundarios sexuales», explica Michael S. Irwig, de
la Universidad George Washington
(EE.UU.) y único autor del estudio. Y añade. «hasta ahora no se ha
utilizado para la reducción de alcohol en los humanos y este estudio
está entre los primeros en ver sus efectos sobre el alcoholismo en
humanos».
Para Chuck Zorumski, jefe de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, el estudio es importante porque es el primero que ha relacionado en humanos el uso clínico de finasterida a los cambios en el consumo de alcohol.
El
trabajo analizó a 83 hombres sanos que había desarrollado efectos
secundarios sexuales persistentes asociados con el uso de finasterida, a
pesar de haber dejado de tomar la medicación durante al menos tres
meses. Mediante entrevistas Irwig recogió información sobre los
historiales médicos de los participantes, la función sexual y los
hábitos de consumo de alcohol antes y después de su uso del fármaco.
«Vimos que, además de los efectos secundarios sexuales persistentes
asociados con finasterida, la mayoría de los hombres habían reducido su
consumo de alcohol. Muchos dejaron por completo de beber».
«El trabajo -señala Zorumski- puede abrir un área importante de investigación clínica», señaló Zorumski, quien añade que los hombres informaron de que tenían más problemas para tolerar el alcohol después del tratamiento con finasterida, incluyendo un aumento de la ansiedad, cansancio, mareos, intoxicación con menos ingesta de alcohol y menos euforia.
S. GUTIÉRREZ
http://www.abc.es
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