Potencialmente, los clones de actuales caballos campeones podrán participar en los próximos Juegos Olímpicos.
La Federación Ecuestre
Internacional (FEI) levantó en julio su prohibición de usar caballos
clonados en las competencias internacionales. A estas alturas nadie
puede decir si los clones serán capaces de repetir los triunfos de sus
predecesores.
La clonación es un negocio costoso de
resultado imprevisible. Los científicos no garantizan la reproducción
absoluta de las características originarias. Se logra apenas el 98 % de
la coincidencia. Los experimentos de clonación de caballos se hacen
desde 2003. Pero, básicamente, para fines de la cría, dice el director
veterinario de la FEI, Graham Cooke.
—La
mayor parte de las personas que solicitan el permiso de clonación
quieren obtener prole del animal clonado, pero no usarlo en las
competencias. La tecnología de clonación es muy reciente, en el mundo
habrá apenas unos cuantos centenares de caballos clonados. Algunos de
ellos compiten, pero sus resultados no son muy altos.
El
experto señala que la clonación no cointradice a la competencia
honesta, ni hace daño a los caballos. Su incidencia en los resultados
deportivos es bastante relativa.
—Se
ha hecho un detallado análisis que han demostrado que el uso de clones
no garantiza la victoria. El triunfo depende de muchos factores: el
entrenamiento, la alimentación, el crecimiento del caballo. Mucho
depende también del jinete.
Según el director
técnico de la Federación Ecuestre de Rusia, Vladímir Tishkin, el
resultado deportivo depende en gran medida del rendimiento conjunto del
animal y el jinete, como pareja.
—En
los deportes ecuestres ocurre a veces que el caballo “no le sienta
bien” al jinete. Un ejemplo sencillo: el corcel Totilas que los alemanes
compraron en Holanda con vistas a los Juegos Olímpicos. En dos años
anteriores, había ganado todas las pruebas. Pero no fue incluido en el
equipo olímpico, porque el jinete no pudo encontrarle la llave, no logró
establecer con él un contacto adecuado que proporcionara un buen
resultado.
Los especialistas rusos, que aún
saben poco de la clonación, prefieren obtener buenos ejemplares de
caballos deportivos mediante el transplante de embriones que es una
metodología mucho mejor estudiada. El director adjunto del Instituto
Nacional de Cría de Caballos, Alexander Zaitsev, pone como ejemplo la
especie rusa de caballo de silla recuperada con esta metodología.
—Teníamos
pocos animales y había que lograr que se multiplicaran rápidamente. El
embarazo de la hembra de caballo dura seis meses. El transplante de
embriones permite obtener hasta cinco animales anuales con rasgos
hereditarios programados de padres conocidos , usando paralelamente la inseminación artificial.
En
cuanto a la clonación de caballos, es prematuro sacar conclusiones de
si es dañino o no porque hay muy poco material de estudio. El
transplante sí que no hace ningún daño a los animales. Ya no se trata de
una intrvención quirúrgica, el embrión se extrae a presión de agua sin
perjuicio ni dolor para la hembra. El problema es sincronizar el caballo
donante y el recipiente, para que tengan todas las caracteristicas
hormonales idénticas.
A estas alturas, los jinetes
rusos prefieren usar los caballos criados en el extranjero, confiesa el
director técnico de la Federación Ecuestre de Rusia, Vladímir Tishkin.
—Si
uno llega a la granja de Shokemyulle, puede estar seguro de lo que está
comprando. No es comprar un gato por liebre. El 50 % de los rasgos
están genéticamente predeterminados. El caballo tiene buenas
caracteristicas para la doma. O es un buen saltador. O es lo
suficientemente velos para participar en el triatlón. Se seleccionan las
especies donantes para la posterior inseminación artificial.
Las
opiniones de criadores sobre la intervención genética en el proceso de
cría de caballos varían mucho. La profesora de equitación, Irina Roven,
sostiene que el deporte y los experimentos científicos son actos de
violencia contra los animales.
—Para
mí cualquier tipo de conación es un fenómeno negativo. Creo que sus
efectos para la vida en el planeta pueden ser fatales. En mi caso, trato
de entender al caballo y hacer lo que le guste, para lograr el
resultado planteado.
Los cientificos hacen sus
experimentos. Los criadores verifican las conclusiones teóricas en la
práctica. Pero es al jinete a quien le toca establecer el contacto con
el caballo y hacerlo obedecer. Esta tarea sigue invariable cualquiera
que sea la intervención genética en el proceso de la cría.
nv/mo
http://spanish.ruvr.ru
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