Corbis / RT Actualidad
Científicos encontraron una pequeña concentración de
radiación en la carne del atún rojo que habita en la costa oeste de
Estados Unidos.
La radiación que llevan los peces es 10 veces mayor al nivel medio
registrado en años recientes y procede de la planta japonesa de energía
nuclear 'Fukushima-1'. Sin embargo, los expertos descartaron que pueda
causar daños al ser humano.
Los científicos afirman que la mayoría de los atunes rojos se encuentran en las costas de Japón y Filipinas, pero algunos migran a una edad temprana a la costa de California. Es la primera vez que este pez transporta radiactividad navegando más de 9.500 kilómetros.
Los científicos afirman que la mayoría de los atunes rojos se encuentran en las costas de Japón y Filipinas, pero algunos migran a una edad temprana a la costa de California. Es la primera vez que este pez transporta radiactividad navegando más de 9.500 kilómetros.
Después del accidente en la central nuclear japonesa,
en marzo de 2011, encontraron rastros de yodo radiactivo en las algas
marinas de la costa de California. En ese mismo estado, cerca de San
Diego, fueron descubiertos rastros de isótopos radiactivos como cesio
137 y cesio 134 en 15 atunes. Es decir, los peces transportaron la
radiación a EE. UU. algunos meses antes de que lo hicieran las corrientes de agua y el viento, afirman los investigadores de la Universidad de Stanford.
Tras el terremoto y el posterior tsunami que azotaron Japón el 11 de marzo del año pasado, fallaron los sistemas de refrigeración de los reactores de la planta nuclear de Fukushima, lo que causó varias explosiones y, como consecuencia, una fuga de radiación a la atmósfera y al mar. Cabe señalar que los elementos radiactivos que se encuentran en el Océano Pacífico después del accidente, son aproximadamente tres veces más grandes de lo que se pensaba.
Tras el terremoto y el posterior tsunami que azotaron Japón el 11 de marzo del año pasado, fallaron los sistemas de refrigeración de los reactores de la planta nuclear de Fukushima, lo que causó varias explosiones y, como consecuencia, una fuga de radiación a la atmósfera y al mar. Cabe señalar que los elementos radiactivos que se encuentran en el Océano Pacífico después del accidente, son aproximadamente tres veces más grandes de lo que se pensaba.
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