El 23 de junio, nuestro satélite se acercará a la Tierra a la distancia más corta del año, lo que hará que lo veamos más grande y brillante y provocará un aumento de las mareas
Nuestra Luna
es de gran tamaño comparada con la Tierra, sólo 3,6 veces más pequeña
(el diámetro del satélite es de 3.476 km). Este caso solo ocurre con
nuestro satélite y la Tierra, y con el planeta enano Plutón y su
satélite Caronte, que es la mitad del tamaño de aquél y está considerado
como un sistema planetario doble. Ni tan siquiera Caronte gira
alrededor de Plutón, sino que ambos lo hacen alrededor de un punto que
se encuentra en el espacio. El tamaño de nuestra Luna y su proximidad
hacen que podamos disfrutar de las curiosidades que presenta cada año,
es el caso de la superluna.
En realidad, el fenómeno de la superluna, máxima aproximación de la Luna a la Tierra, tiene
lugar cada 15 o 18 años. La última fue la del 6 de mayo de 2012, y la
siguiente la de 2028. Pero entre tanto, la Luna cumple cada año con un
máximo de aproximación a la Tierra. En este caso, será el 23 de junio de 2013, cuando nuestro satélite se acerque a la Tierra a la corta distancia de 356.991 km,
lo que hará que la veamos aproximadamente un 12% más grande que cuando
adquiere el menor tamaño posible. La superluna del 6 de mayo de 2012, se
acercó a la Tierra hasta los 355.126 km. Tendrá que llegar el año 2028
para ver algo similar, cuando el 10 de febrero se aproxime hasta los
356.677 km.
La del 23 de junio de 2013 será la Luna llena más grande y brillante del año.
La distancia a la Luna es variable, ya que su órbita no es circular,
sino elíptica (un círculo aplastado). Resulta que cuando se encuentra a
la mayor distancia de la Tierra (apogeo) se aleja hasta los 406.740 km y
cuando llega al punto de mínima distancia (perigeo) lo hace a sólo
356.410 km. Esto hace que la Luna se vea más grande o más pequeña según
la distancia a la que se encuentre de la Tierra y este fenómeno se puede comprobar a simple vista.
El hemisferio visible de la Luna, el día 23 de junio, brillará más que cualquier otro día del año. La Luna, la Tierra y el Sol estarán casi alineados,
mostrándose la Luna perfectamente redonda. Tendríamos que saber cuando
miremos el hemisferio iluminado de la Luna, que se encuentra a una media
de 107ºC, mientras que en cualquier lugar en el que se proyecte una
sombra, la temperatura bajará hasta los -153ºC de media y esto ocurre en cualquier planeta o satélite que no tenga atmósfera, como nuestra Luna.
Una ilusión óptica
En muchas ocasiones nos hemos quedado impresionados por el
tamaño de la Luna llena cuando ésta está próxima al horizonte. Este
acontecimiento no tiene nada que ver con el fenómeno real que ocurrirá
el día 23 de junio. Cuando la Luna llena se halla en el horizonte, su tamaño aparenta ser casi el doble que
cuando está alta en el cielo. Es un fenómeno que aún no tiene
explicación y que ha sido achacado de forma incorrecta a la presencia de
nuestra atmósfera y a la refracción de la luz reflejada de la Luna que
hace que estos rayos varíen la trayectoria al entrar en un medio
diferente al espacio, nuestra atmósfera. No es un fenómeno físico, si lo
fuera ya se hubiera dado con la clave.
En realidad, el fenómeno, podría tratarse (ya que está en estudio) de una ilusión óptica, de una percepción humana global,
ya que nos ocurre a todos. La Luna nos puede parecer más grande en el
horizonte porque contamos con referencias, como árboles, edificios,
montañas, etc, mientras que cuando está lejos del horizonte y suspendida
en lo alto del cielo, no contamos con ninguna referencia y nos parece
lejana y pequeña.
¿Catástrofes?
Algunas personas relacionadas con el mundo de los misterios
intentan hacernos creer que ciertos desastres acaecidos en la Tierra
son fruto de las apariciones de las superlunas, como en 1974 cuando la
ciudad de Darwin en Australia había quedado arrasada por el ciclón Tracy
el día de Navidad, en realidad la superluna fue el 8 de enero. También
hacen referencia al tsunami y terremoto de Sumatra que tuvo lugar el 26
de diciembre de 2004, pero en ese año, no hubo una superluna destacable.
O el devastador y más reciente terremoto y tsunami de Japón de magnitud
9 que creó olas de más de 40 m de altura del 11 de marzo de 2011,
aunque la superluna apareció el 19 de marzo.
La superluna del 23 de junio no
traerá consecuencias tan catastróficas. No habrá terremotos, erupciones
volcánicas, huracanes u hombres lobos aullando en plena noche,
provocado por el acontecimiento, solo un aumento de las mareas que se harán más extensas en las costas,
penetrando el agua algunos centímetros más de lo normal en tierra. El
pequeño aumento de la fuerza de la gravedad de la Luna sobre nosotros,
por su acercamiento, es insuficiente para provocar algún fenómeno
catastrófico.En cualquier caso, si para el día 23, hubiera un terremoto,
por ejemplo, sería fruto de la casualidad y no por la intervención de
la Luna.
Una vez más, disfrutemos de un acontecimiento celeste al alcance de cualquiera, ya que el fenómeno es visible a simple vista.
Por Miguel Gilarte Fernández, presidente de la Asociación Astronómica de España y director del Observatorio Astronómico de Almadén de la Plata.
http://www.abc.es
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