Muchos laboratorios del mundo buscan la
solución del problema de alimentación en el planeta. Entre los
investigadores que trabajan en este ámbito es el científico holandés
Mark Post que logró fabricar una hamburguesa de tejidos de músculo de
carne hechos crecer en el laboratorio. El profesor va a demostrar a todo
el mundo con su descubrimiento que la carne artificial ya no es un mito
sino es una realidad.
Hay muchos argumentos que
justifican la producción de carne en laboratorio: la reducción del
consumo de agua y de energía, así como de las emisiones de metano y
otros gases invernaderos, sin hablar de la reducción del número de
animales que se emplean para la elaboración de carne y la posibilidad de
prescindir de la matanza de animales para el consumo humano. Los
partidarios de este enfoque están seguros de que la postura que defiende
la protección del medio ambiente cobrará cada vez más fuerza, porque el
consumo en carne crecerá en el mundo, por ejemplo, a causa del
crecimiento de la clase media en China y otros países.
Pero
a día de hoy, sólo pocos podrían permitirse el consumo de la carne
artificial debido a su precio elevado. El coste de la producción de una
simple hamburguesa de laboratorio fue de doscientos cincuenta mil euros.
Así las cosas, la fabricación masiva de la carne artificial que se
vendería en supermercados compitiéndose con la carne tradicional puede
iniciarse sólo en un futuro.
Sea lo que sea, la
situación en la Tierra con la población creciente, el desarrollo de las
megapolis que afecta el sector agrícola acabará inevitablemente con lo
que la gente debería consumir sólo alimentos de origen vegetal o
proteínas fabricadas en laboratorio, opina Konstantín Lisenko, redactor
jefe de la Revista Agraria y del periódico Krestianskaya Rossiya:
–La
gente tendrá que acostumbrarse a consumir proteínas fabricadas de modo
distinto del tradicional, o sea, la carne de animales. Por eso, según
los cálculos, durante los próximos 40 años, la gente necesitará tantos
alimentos como fue consumido en los pasados ocho mil años. Con el
crecimiento demográfico en la Tierra crecerá la demanda de alimentos y
se estima que la humanidad no podrá abastecerse de proteínas de origen
animal dentro de unos 50 años.
Siguiendo esta
lógica, los científicos crearon productos genéticamente modificados para
aumentar el volumen de la cosecha y poder conservar alimentos por más
tiempo . Después apareci ó la célebre oveja Dolly, el primer mamífero
clonado. Y el mundo se sumió en la oleada de lo sintético y artificial.
Muchos científicos están preocupados de esta tendencia, afirmando que
esto hace cambios genéticos en la humanidad que al fin y al cabo pueden
exterminar a la población de la Tierra. Y la carne de laboratorio puede
desempeñar un papel importante en este ámbito, opina Arsen Guinosián,
director general del Consejo de Carne del Espacio Económico Único de
Rusia y las exrepúblicas soviéticas:
−Lo
que la naturaleza dió genéticamente al ser humano, es decir, las
proteínas de origen animal accesibles a la gente, debe ser nuestro
futuro. En las próximas décadas, la gente debería pensar sobre el
desarrolo del sector agrario.
A día de hoy, es un
asunto de acuciante actualidad, afirman los autores de la investigación
que reveló que los hámsteres alimentados con soja transgénica no podían
reproducirse después de dos generaciones. Es prematuro aplicar estos
resultados a los seres humanos y sacar la conclusión que el consumo de
productos genéticamente modificados conlleva problemas reproductivos.
Pero es posible aplicar estos datos a otros animales. Esto quiere decir
que la humanidad puede pagar un precio demasiado alto por el forraje
barato fabricado de las plantas genéticamente modificadas que se emplean
en todo el mundo. En este caso, se necesitará la carne artificial.
Muchos países y hasta varias regiones de uno u otro país ya entienden
las perspectivas de consumir alimentos que no contienen productos
genéticamente modificados. Austria, Venezuela, Grecia, Polonia y Suiza
están entre éstos.
Pero el creador de la carne de
laboratorio, Mark Post, no comparte las preocupaciones sobre las
consecuencias del consumo de alimentos artificiales. Según él, la
humanidad podría salvarse gracias a su invención.
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