Científicos rusos a partir de ahora podrán estudiar el cerebro humano mediante el campo electromagnético.
Dicho método podría ayudar en el tratamiento de tales enfermedades como la epilepsia y la enfermedad de Parkinson.
Imaginémonos
un espacio reducido, en medio del cual se encuentra un aparato llamado
simbólicamente “casco”. La persona se sienta en el sillón, coloca la
cabeza dentro del casco y un operador ve en la pantalla del ordenador lo
que el paciente literalmente tiene en la cabeza. Nos encontramos en el
Centro de Estudios Neurocognitivos de la Universidad de Psicología y
Pedagogía de Moscú, un laboratorio único en todo el territorio de Europa
del Este.
El vídeo que se proyecta en la pantalla se
parece a una transmisión desde una nave espacial. Pero en ella no
participan cosmonautas, sino psicólogos. Sin embargo, los objetivos que
se están planteando son igual de serios: están buscando segmentos con
patologías que causan diferentes trastornos psíquicos y neurológicos.
Las profundidades del cerebro son estudiadas mediante un encefalógrafo
electromagnético, explica la directora del centro, Tatiana Stróganova:
—El
aparato está midiendo lo activas que están las células del cerebro. Al
estar funcionando, generan en torno a ellas un campo magnético.
El
principio de funcionamiento del encefalógrafo electromagnético es
semejante al del tomógrafo por resonancia magnética. No obstante,
existen diferencias fundamentales. La imagen por resonancia magnética
(IRM) somete al cerebro a los efectos de un campo magnético, mientras
que el encefalógrafo magnético registra las más imperceptibles
agitaciones del campo magnético que ocasiona el trabajo del cerebro.
El
encefalógrafo electromagnético es un dispositivo altamente sensible.
Para que no afecte a la radiación natural de la tierra, el aparato fue
colocado en una cámara especial protegida con pantallas.
El
nuevo método de diagnóstico fue probado ya con pacientes que padecen
epilepsia. El tratamiento médico no les había ayudado, de modo que
tenían que someterse a una intervención quirúrgica cuyo objetivo sería
extirpar aquellos segmentos del cerebro que provocaban los ataques de la
enfermedad, cuenta Alexandra Koptélova, colaboradora en el Centro de
Estudios Neurocognitivos de Moscú:
—Los
científicos lograron ver que el foco de los ataques de epilepsia estaba
situado en varios sitios a la vez. De no haberse notado, posiblemente
el paciente seguiría teniendo ataques incluso después de la
intervención.
El mismo método podría ayudar a
aclarar los motivos se otras enfermedades, tales, por ejemplo, como la
esquizofrenia, la enfermedad de Alzheimer y el autismo.
Los
científicos rusos consideran que el nuevo equipo ayudará a los
neurofisiólogos a asomarse en el futuro a la subconciencia del hombre.
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