Investigadores del 12 de Octubre creen que podrían servir como puente, a la espera de un hígado de donante
La placenta, un tejido despreciado en las
maternidades de todo el mundo, podría dejar de ser un tejido de desecho
para convertirse en una rica fuente de células madre con potencial
terapéutico. Esa es la apuesta de un equipo de investigadores españoles
del Hospital 12 de Octubre de Madrid que han demostrado en el
laboratorio la capacidad de estas células para regenerar el hígado. Si
se confirman los resultados, se podría contar con un tratamiento alternativo al trasplante hepático
o, al menos, como una solución «puente» para enfermos en lista de
espera hasta que llegue el órgano compatible. Podrían beneficiarse desde
pacientes con cirrosis a afectados por cáncer de hígado.
De momento, el papel regenerador de
estas células adultas en el hígado está en una fase muy preliminar, pero
con resultados muy esperanzadores. La apuesta del grupo de Medicina Regenerativa del Instituto de Investigación del 12 de Octubre consiste
en generar en el laboratorio unos hígados en miniatura, a partir de las
células extraídas de la placenta. Estas células son mesenquimales, como
las de la médula ósea, y tienen capacidad para convertirse en casi
cualquier órgano o tejido humano. Pero su mayor ventaja es que se
obtienen de una forma incruenta, sin extraer con una punción la médula.
Basta con recogerlas de las miles de placentas que se desechan cada día.
Y además no generan rechazo al trasplantarlas y son células madre
adultas que no generan ningún conflicto ético. Son, por tanto, casi
perfectas para utilizarlas en terapias.
Los investigadores cultivaron las
células en un medio con proteínas que de forma natural están presentes
en el hígado. Así lograron transformarlas en hepatocitos, las células que constituyen el 80% de la población celular del tejido hepático.
Después los hepatocitos formaron lo que denominan una hepatosfera, una
estructura similar a un minihígado de apenas medio centímetro de grosor.
Como un hígado funcional
Ese «minihígado» fue injertado en
ratas a las que se les había seccionado el 80% del órgano y sólo tenían
un 20% funcionando, como si fueran pacientes con cáncer a los que se les
hubiera extirpado casi todo el hígado enfermo. Los resultados fueron
sorprendentes y animan a seguir avanzando. «La estructura produce albúmina, como un hígado funcional.
En el futuro podemos pensar que nos ayudará a mantener con vida a
pacientes en lista de espera para trasplante y mejorar el injerto o
incluso regenerar el hígado sin necesitar un trasplante», explicó a ABC
Ana Isabel Flores, del grupo de investigación del hospital madrileño.
Las hepatoesferas también pueden
convertirse en el banco de pruebas perfecto para probar medicamentos y
estudiar en vivo su efecto.
Es la primera vez que se demuestra
que una estructura biológica como ésta es capaz de desarrollar una
función hepática a partir de células madre de placenta. Estos resultados
se han publicado en «Cytotherapy», la revista científica de la Sociedad
Internacional de Terapia Celular.
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