Unos expertos afirman que pronto la Tierra nos
hará recordar la película de Hollywood Parque Jurásico, otros llaman a
no confundir la realidad con las campañas publicitarias.
No
es la primera década que la idea de la clonación de cualquier animal
extinto inquietan las mentes paracientíficas. Hoy ya no se habla
seriamente y ni siquiera en broma de la resucitación de los pangolines
prehistóricos. Demasiados años han permanecido sus huesos en la tierra,
de modo que de ellos solo quedan huellas en las piedras.
Otra
cosa es el mamut peludo. La historia de estos animales comenzó casi
simultáneamente con la historia del hombre, pero el fin de esa historia
resultó ser muy súbito. A diferencia de los dinosaurios, cuyos restos
encuentran con mayor frecuencia en los áridos desiertos pedregosos, los
mamuts suelen hallarse en las zonas de congelación perpetua de Siberia y
América del Norte próximas al polo. Después de yacer un millar de años
en los hielos, los cuerpos de los animales se vieron en una especie de
“refrigerador”, que favoreció la conservación de los tejidos blandos y
huesos, y, a veces, del manto peludo. Pues aquí comenzó el milagro de la
clonación de los mamuts, de la que los científicos, aunque con enorme
escepticismo, por vez primera se pusieron a hablar en serio. Lo único
que para ello necesitan los especialistas es un fragmento de tejido de
la especie extinta con el ADN bien conservado. La ejecución de este
proyecto es muy real, pero a nada bueno conducirá, afirma el biólogo,
periodista científico y director del sitio web Juventud Eterna,
Alexander Chubenko:
–Se
desconoce la distribución de los genes en los cromosomas y no estoy
seguro si se conoce en general el número de cromosomas, porque en los
tejidos tan congelados lo único que queda son restos y fragmentos del
ADN. En segundo lugar, no se sabe si la matriz de la elefanta aceptará
el embrión de la cría de mamut, incluso si se lo obtiene, lo que es muy
dudoso. Mucho más interesante, que estos proyectos de clonación, y con
mayores perspectivas es la idea de John Horner de la Universidad de
Montana. Él tiene pensado hacer algo así como dinogallinas o
gallinasaurios. Se toma una gallina, se despiertan los genes durmientes
en ella, que ahora ya no funcionan, y del huevo, incluso quizás en
varias etapas, al fin y al cabo saldrá algo parecido a un dinosaurito.
Según
el experto, este experimento científico saldrá aproximadamente 2
millones de dólares, mientras que el costo de la clonación del mamut
puede cifrarse en miles de millones. Una suma mucho más modesta por la
resucitación de sus animales domésticos han propuesto empresarios
norteamericanos. La clonación del amado perrito o gatito en EEUU cuesta
alrededor de 250 mil dólares. Pero una cosa son los animales domésticos y
otra cosas totalmente diferente es el mamut, que, según los
especialistas, simplemente no sobrevivirá en las actuales condiciones,
porque el clima en la Tierra no es el mismo que hace cuatrocientos mil
años atrás.
Mientras unos científicos recién intentan
clonar un mamut, otros, de la Universidad australiana de Nueva Gales del
Sur ya han reproducido el gen de una rara especie de rana. Esta especie
desapareció totalmente del continente a principio de los años 80 del
siglo pasado. Pero los embriones obtenidos resultaron ser no viables,
tal como también sucedió con la clonación en 2009 de la cabra montés
pirenaica, fallecida pocos minutos después de nacer. De todos modos, los
científicos no se desilusionan y esperan un pronto avance en la
clonación de las especie extintas. En que puede terminar todo esto y no
obtendremos como resultado monstruos, reflexiona el Doctor en Biología y
vicedirector del Instituto de Genética Molecular de la Academia de
Ciencias de Rusia y jefe del Departamento de Genética Viral, Molecular y
Celular del mismo instituto, Viacheslav Tarantul:
–Se
está discutiendo un proyecto como, por ejemplo, la clonación del
neandertal. Éste no es un hombre, sino cierta variedad ramificada. Todo
esto es muy discutible, como la propia clonación del hombre, porque no
se sabe qué saldrá de esto y cómo tratar a este ser, como a un animal o
como a un hombre. En general, existen problemas tanto técnicos como
morales y obviamente económicos.
Además de esto,
hoy también existe otro problema muy importante. En Yakutia, en la zona
de congelación perpetua, que cubre una enorme cantidad de formas de vida
olvidadas, se ha desatado una verdadera “guerra” por los restos fósiles
de animales extintos. Es que además de los grupos estatales de
búsqueda, allí desplegaron una verdadera lucha los “cazadores de
mamuts”. Se trata de que en 1990 en el mundo de prohibió el tráfico de
colmillos de elefantes, y por eso los colmillos de mamuts, de los que
tallan las cosas más variadas, desde piezas de ajedrez y hasta adornos,
solo subieron los precios. Un par de colmillos puede costar en el
mercado negro unos 75 mil euros. Sabido es que incluso la primera dama
de EEUU, Michelle Obama, tiene un collar hecho de ese material.
Pero,
mientras alguien se ocupa de la clonación de especies raras de
animales, otro hace dinero con ello y campañas publicitarias, en el
planeta queda un problema mucho más importante. La biodiversidad de la
Tierra se vuelve cada día más pobre. Por eso muy pronto el mundo puede
ponerse a pensar en la clonación de los tigres, leopardos y rinocerontes
que aún viven.
mj/lj/er
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