sábado, 6 de abril de 2013

La 'ingeniería' de los monos araña

 

Un mono araña en el Parque Nacional de Corcovado (Costa Rica). | Pablo Herreros

Un mono araña en el Parque Nacional de Corcovado (Costa Rica). | Pablo Herreros
La batalla por alcanzar los rayos del sol es una de las características más destacadas de las pocas selvas primarias vírgenes que aún quedan en el mundo. Los árboles y plantas que habitan en ellas luchan por alcanzar un lugar privilegiado en la canopia o dosel arbóreo, a más de 30 metros de altura. Solo los que llegan a esa altitud encuentran un hueco y sobreviven.
En las selvas, la canopia es el hogar de una flora y una fauna tan especializada y adaptada para vivir en estas condiciones que es casi imposible encontrarlas en otro nivel de la selva. Este es el caso del Parque Nacional de Corcovado, en el Pacífico sur del país de Costa Rica, uno de los últimos rincones vírgenes del planeta, lugar donde me encuentro ahora mismo con el objetivo de observar a uno de mis primates favoritos: el mono araña.
Tras un viaje en lancha por el Río Sierpes, atravesando manglares y aguas repletos de cocodrilos, he desembarcado en Playa Sirena para encontrarme con Breynand Ayala, uno de los responsable del Parque desde hace más de 15 años. Allí nos presentamos y le pedí que me llevara al lugar donde habitan los monos araña, para comprobar por mi mismo algunas de las características que hacen de estos primates unos seres tan apasionantes, y por qué nos ayudan a entender al simio que todos llevamos dentro.
Caminamos durante varias horas para alejarnos de los lugares más visitados. En las zonas fangosas que se forman en las orillas de los ríos, nos encontramos con un magnífico ejemplar de tapir dormido, al cual despertamos y al advertir nuestra presencia giró su cabeza. Continuamos para no interrumpir más su siesta. En el trayecto también había gran cantidad de tucanes y monos capuchinos que nos siguieron con sus curiosas miradas.
Breynand me contó que en esta zona los capuchinos pueden cazar serpientes venenosas gracias a una habilidad para la que son necesarios varios años de entrenamiento. La estrategia consiste en quedarse inmóviles cuando detectan una. Entonces, saltan a la velocidad del rayo para atraparla por la cabeza y arrancársela de un mordisco.
Continuamos caminando hacia el interior, donde la humedad que desprende el suelo tras la intensa lluvia me hace sudar como nunca antes no lo había hecho en mi vida. Esta humedad llega a ser asfixiante si uno no está acostumbrado. Por suerte, soy cántabro. Cuando llevábamos un buen rato tratando de localizar a los monos araña sin éxito, llegué a pensar que no los iba a ver en esta ocasión, pero al rato comenzaron a caer hojas y semillas de los árboles. ¡Estaban todos allí! Un subgrupo de unos 17-20 individuos. Eran los monos araña que se estaban dando un festín sobre nuestras cabezas. De un plumazo desapareció el cansancio y el calor insoportable.
Los monos arañas habitan exclusivamente de la zona centro y sur de América. El nombre se debe a la facilidad con la que se agarra a las ramas con sus cinco extremidades, la cual recuerda visualmente a los arácnidos. Y digo cinco y no cuatro porque poseen una poderosa cola prensil que puede soportar su peso, gracias a la cual pueden colgarse del revés sin problema alguno.
El mono araña es el segundo primate más veloz del mundo tras el gibón, ya que puede rotar sus hombros hasta 320º, lo que le convierte en un verdadero acróbata que va saltando de rama en rama, balanceándose y agarrándose a ellas para tomar nuevo impulso hasta la siguiente sin necesidad de parar.

'Peines de mono'

El 'peine' que utilizan los monos araña. | E.M.
A pesar de que los monos araña tienen solo cuatro dedos y carecen de pulgar, esto no les ha impedido innovar, ya que recientemente se ha descubierto que también hacen uso de herramientas, como es el caso de los palos que utilizan para rascarse zonas del cuerpo que son innacesibles sin ayuda de algún tipo de instrumento.
Los monos araña son de las pocas especies de primates que utilizan un sistema de fusión-fisión, al igual que hacen muchos grupos de humanos. Esto quiere decir que por el día se dividen en subgrupos para buscar alimento, ya que no es eficaz ir todos juntos. Cuando llega la noche, se agrupan en grupos de hasta 50 individuos. Según los estudios, la variación depende de la cantidad de alimento disponible. A menos alimento, más dispersión. Este patrón es muy similar al observado en humanos. Trabajamos por separado por el día y nos reunimos con nuestro grupo al acabar, para hacer vida social e interaccionar con nuestras familias.
Pero uno de los comportamientos que más me llamó la atención y que tuve la inmensa suerte de presenciar en vivo, fue el uso de peines para acicalarse a ellos mismos. Se trata de unas bolas con pinchos que caen de unos árboles llamados 'peines de mono', muy similares en forma y tamaño a las que proporcionan los castaños en Europa pero menos punzantes. Con estas bolas se peinan y alisan el pelo. Además, al contener aceites son excelentes para el cuidado del vello. Después, las abren y se comen unas semillas que se encuentran en el interior.
Cuando los científicos han analizado los componentes de dichas semillas, han hallado altas concentraciones de minoxidil, un compuesto que se ha usado como crece-pelo durante décadas. No me extraña que farmaceúticas de todo el mundo estén investigando las selvas de Costa Rica en busca de nuevos principios activos con los que paliar enfermedades humanas.
Tras pasar un buen rato observando al grupo, el atardecer se nos echó encima. Era hora de regresar y poner fin a dos semanas de largas observaciones de primates en Costa Rica. No es la primera vez que estaba en estas latitudes y estoy seguro de que no será la última. Echaré de menos los olores y ruidos de la selva. Costa Rica 'suda' Pura Vida por todos sus poros.

Pablo Herreros
http://www.elmundo.es

 




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