La Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio de EEUU (NASA) propuso a la Agencia Federal Espacial de Rusia (Roscosmos) la ejecución de un proyecto conjunto. En palabras del jefe del departamento ruso, Vladímir Popovkin, se trata de “poner en la órbita de la Luna un pequeño asteroide y empezar a trabajar con él”. O sea enviar hacia el asteroide una misión pilotada o estudiarlo con autómatas.
La entrevista que Vladímir Popovkin concedió al diario
ruso Rosíiskaya Gazeta, en la que abordó también el peligro de los
asteroides, coincidió con la publicación en EEUU del nuevo plan de la
NASA. De momento lo detalles son escasos. En 2019 los norteamericanos
tienen previsto atrapar con una nave robótica quinientas toneladas de
asteroide y trasladarlas a la órbita lunar. Y dentro de dos años enviar
hacia el asteroide astronautas en la nave Orión, que para entonces se
construirá. Los tripulantes saldrán a la superficie del cuerpo celeste y
tomarán muestras del mismo. La misión costaría unos 2 600 millones de
dólares. En la primera fase, para el año financiero 2014, se tiene
programado solicitar cien mil millones de dólares para escoger el
asteroide óptimo.
Pero, cabe preguntarse: ¿cuál será el
papel de Rusia? Es prematuro hablar de esto, ya que no existe claridad
alguna respecto al propio proyecto –estima del director de la revista
Novosti Kosmonávtiki (Noticias de la Cosmonáutica), Igor Marinin:
—Dado
que en EEUU aún no existe el proyecto concreto y que la NASA ni el
Departamento de Estado no han concertado ningún acuerdo para la
realización del programa con ninguna compañía, pues es prematuro hablar
del grado de nuestra participación. A mi juicio, EEUU no encontrará
miles de millones de dólares para la ejecución del programa. Todo esto
no será más que un trabajo de investigación sobre la posibilidad de
llevar a cabo semejante experimento. Y no se irá más allá de eso, porque
los gastos son muy grandes. Tampoco es seguro que sea mejor estudiar el
asteroide en la órbita de la Luna y no en la trayectoria de vuelo del
planetoide. Pienso que el proyecto es irrealizable.
Rusia
tiene buenos especialistas y una excelente base de producción. ¿Pero
querrán los norteamericanos hacer encargos a la industria espacial rusa,
cuando la suya no atraviesa por los mejores tiempos? –se pregunta el
miembro correspondiente de la Academia de Cosmonáutica de Rusia, Yuri
Karash:
—El principio de los estadounidenses
consiste en que cada participante del proyecto internacional paga su
participación. En el caso de que los norteamericanos inviten a Rusia a
participar en el proyecto y la propia Rusia deba pagar su participación,
no me imagino qué le reportará a ella dicha participación. Desde luego
que se trata de cierto avance. Pero, igualmente, todo depende del papel a
que será invitada a desempeñar.
También existen
otros aspectos no muy claros. Recordemos que el objetivo del programa
espacial estratégico de EEUU era desembarcar a humanos en un asteroide
para 2025. Nadie lo ha cancelado. ¿Cómo entonces concilia con el año
2021 y con el nuevo proyecto de asteroide? ¿Es la misma cosa? O quizás
hayan modificado el objetivo y alargado el plazo por cuatro años
–reflexiona Yuri Karash:
—Todo parece indicar que
esta misión será una repetición de aquel vuelo. Y, tal vez, todo se
limite a esta repetición, porque cada vez son más los empleados de la
NASA que llegan a la conclusión de que la misión al asteroide casi nada
reportará. De todos modos, más interesante es volar a Marte, lo cual
está más justificado desde muchos puntos de vista.
Por
lo visto, en las próximas semanas conoceremos mayores datos sobre la
nueva misión: ¿participará Rusia, qué representará en sí la nave
robótica y cómo desplazar el asteroide? En caso de que alguna vez el
proyecto se materialice, pues su provecho evidente será el
perfeccionamiento de la propia captura y desviación del asteroide. Tarde
o temprano eso será necesario.
mj/rl/er
No hay comentarios:
Publicar un comentario