El ozono troposférico, uno
de los gases contaminantes más problemáticos en España, disminuye la
producción y calidad de los cultivos agrícolas y los pastos del ganado,
además de debilitar y estresar a las especies forestales.
Son los resultados de más de dos décadas de estudios del Centro
de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat)
y otros grupos de investigación, presentados al Convenio de Ginebra
sobre Contaminación Atmosférica Transfronteriza a Gran Distancia y cuyo
protocolo de Gotemburgo que regula el ozono troposférico acaba de
revisarse.
En líneas generales, ha indicado a EFEverde Rocío Alonso, responsable del grupo de Ecotoxicología de la Contaminación Atmosférica del Ciemat, los picos de altas concentraciones de ozono están bajando gracias a la aplicación de las políticas de calidad del aire y de reducción de emisiones, pero las concentraciones de fondo continúan subiendo (en áreas no expuestas a los responsables directos del ozono).
El problema de este gas oxidante es que se forma en la atmósfera a partir de precursores (óxidos de nitrógeno, compuestos orgánicos volátiles...) que reaccionan en condiciones atmosféricas estables de sol y temperatura, y que se desplaza hacia lugares alejados de los focos de contaminación (ciudades, industrias) con ayuda del viento afectando las zonas rurales.
Esta es una de las principales razones por las que en los países mediterráneos las concentraciones del ozono ambiental son tan altas.
Es un factor que daña la producción y la calidad de los cultivos, que "estresa" a la vegetación natural, debilitando su vigor, y que también afecta a los pastizales destinados a la ganadería.
Los últimos estudios del Ciemat, explica Alonso, muestran que el ozono rebaja la calidad de los pastos alterando su contenido de fibras y proteínas, y favorece a las especies más resistentes, que son las que menos gustan al ganado (se digieren peor).
Los efectos sobre la vegetación, detalla la científica, no solo se relacionan con las concentraciones que hay en el aire, sino con la cantidad que absorben las plantas (dosis).
Precisamente, el protocolo de ozono que ahora se acaba de revisar ha sustituido el concepto de los niveles críticos basados en "concentraciones en el aire" por aquellos basados en "dosis" (capacidad de absorción)·
En 2013, gracias a los estudios del Ciemat y de otros grupos de investigación, se publicará la propuesta de niveles críticos para las especies forestales perennifolias del Mediterráneo (encinas, madroño, coscojas...), que comparativamente deberían ser mayores que los valores que ahora se usan basados en especies comunes para el centro y norte de Europa.
"Nuestra pelea es que no se pueden establecer los mismos parámetros para toda Europa: las plantas mediterráneas tienen más resistencia natural y están más acostumbradas al ozono, por tanto los niveles deberían ser más altos para las especies forestales. En el caso de los cultivos no hay tanta diferencia".
Tras veinte años de investigación sobre este ámbito, España tiene datos para defender su postura con una sólida base científica, ha subrayado Rocío Alonso.
Aunque España supera los límites establecidos en la directiva europea de calidad del aire y en el convenio de Ginebra, "sobre el terreno no se observan las consecuencias que debería haber sobre la vegetación natural", ha concluido.
Desde los años 70 se ha observado un incremento en los niveles de este ozono en el mundo, especialmente en las zonas industrializadas del norte.
Paralelamente a este incremento se han detectado daños en la vegetación que han podido ser reproducidos artificialmente mediante el agregado de ozono en condiciones experimentales.
En líneas generales, ha indicado a EFEverde Rocío Alonso, responsable del grupo de Ecotoxicología de la Contaminación Atmosférica del Ciemat, los picos de altas concentraciones de ozono están bajando gracias a la aplicación de las políticas de calidad del aire y de reducción de emisiones, pero las concentraciones de fondo continúan subiendo (en áreas no expuestas a los responsables directos del ozono).
El problema de este gas oxidante es que se forma en la atmósfera a partir de precursores (óxidos de nitrógeno, compuestos orgánicos volátiles...) que reaccionan en condiciones atmosféricas estables de sol y temperatura, y que se desplaza hacia lugares alejados de los focos de contaminación (ciudades, industrias) con ayuda del viento afectando las zonas rurales.
Esta es una de las principales razones por las que en los países mediterráneos las concentraciones del ozono ambiental son tan altas.
Es un factor que daña la producción y la calidad de los cultivos, que "estresa" a la vegetación natural, debilitando su vigor, y que también afecta a los pastizales destinados a la ganadería.
Los últimos estudios del Ciemat, explica Alonso, muestran que el ozono rebaja la calidad de los pastos alterando su contenido de fibras y proteínas, y favorece a las especies más resistentes, que son las que menos gustan al ganado (se digieren peor).
Los efectos sobre la vegetación, detalla la científica, no solo se relacionan con las concentraciones que hay en el aire, sino con la cantidad que absorben las plantas (dosis).
Precisamente, el protocolo de ozono que ahora se acaba de revisar ha sustituido el concepto de los niveles críticos basados en "concentraciones en el aire" por aquellos basados en "dosis" (capacidad de absorción)·
En 2013, gracias a los estudios del Ciemat y de otros grupos de investigación, se publicará la propuesta de niveles críticos para las especies forestales perennifolias del Mediterráneo (encinas, madroño, coscojas...), que comparativamente deberían ser mayores que los valores que ahora se usan basados en especies comunes para el centro y norte de Europa.
"Nuestra pelea es que no se pueden establecer los mismos parámetros para toda Europa: las plantas mediterráneas tienen más resistencia natural y están más acostumbradas al ozono, por tanto los niveles deberían ser más altos para las especies forestales. En el caso de los cultivos no hay tanta diferencia".
Tras veinte años de investigación sobre este ámbito, España tiene datos para defender su postura con una sólida base científica, ha subrayado Rocío Alonso.
Aunque España supera los límites establecidos en la directiva europea de calidad del aire y en el convenio de Ginebra, "sobre el terreno no se observan las consecuencias que debería haber sobre la vegetación natural", ha concluido.
Desde los años 70 se ha observado un incremento en los niveles de este ozono en el mundo, especialmente en las zonas industrializadas del norte.
Paralelamente a este incremento se han detectado daños en la vegetación que han podido ser reproducidos artificialmente mediante el agregado de ozono en condiciones experimentales.
Autor:Marina Segura
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