Investigadores de la NASA ya saben cómo se producirá al detalle la titánica colisión entre la Vía Láctea, nuestra galaxia, y su vecina más cercana, Andrómeda
NASA
Investigadores de la NASA ya saben cómo se producirá al detalle la titánica colisión entre la Vía Láctea, nuestra galaxia, y su vecina más cercana, Andrómeda.
Será dentro de 4000 millones de años y cambiará para siempre nuestro
cielo -si hay alguien aún por aquí para mirarlo-, nuestro Sol y su
sistema de planetas. Los astrónomos saben desde hace ya mucho que la Vía
Láctea y su vecina Andrómeda se atraen y acercan la una a la otra en
una especie de danza cósmica, pero nadie podía asegurar hasta hoy si
acabarían chocando. Gracias a datos muy precisos sobre el movimiento de
Andrómeda, obtenidos con el telescopio espacial Hubble, las dos galaxias
están en ruta directa de colisión y su choque es, confirmadamente,
inevitable. ¿Qué pasará entonces? Ambas se fusionarán en una nueva y
gigantesca galaxia elíptica. Roeland Van Der Marel, del Instituto de
Ciencias del Telescopio Espacial, en Baltimore, detalla que se tratará
de una «colisión frontal».
La Vía Láctea, nuestro hogar en el universo, tiene un
diámetro de unos cien mil años luz (más o menos un trillón de
kilómetros) y contiene entre 200.000 y 400.000 millones de estrellas.
Nuestro Sol es solo una de ellas. Pues Andrómeda es probablemente dos
veces más grande y contiene cerca de un billón de estrellas, el doble
que la Vía Láctea. Ambas son, de hecho, las dos más grandes de las 30
que conforman el grupo local de galaxias. Al chocar, miles de estrellas
saldrán despedidas en todas direcciones: un inmenso avispero que tardará
otro par de miles de millones de años en calmarse. Sorprendentemente,
el Sol y la Tierra (si aún existe) sobrevivirían gracias a una simple
«patada gravitatoria», que los colocará en una posición imposible de
determinar, pero que nada tendría que ver con la que hoy ocupan.
Macrocolisión estelar
Año 2013: Vista
nocturna actual, con el brillante cinturón de nuestra Vía Láctea.
Andrómeda se halla a 2,5 millones de años luz y su aspecto es el de un
huso cuyo diámetro es varias veces el de la Luna llena.
Dentro de 2.000 millones de años:
El disco de la cada vez más próxima galaxia de Andrómeda es ya bastante
mayor a simple vista. Se nos acerca a la nada despreciable velocidad de
400.000 kilómetros por hora.
Dentro de 3.750 millones de años:
Andrómeda llena ya todo el campo visual. La Vía Láctea empieza a dar
señales de distorsión por obra de la atracción magnética de su vecina.
Dentro de 3.850 millones de años:
En la primera aproximación estrecha, el cielo aparece iluminadopor una
nueva formación estelar, evidente en la plétora de nebulosas de emisión y
las agrupaciones de estrellas jóvenes.
Dentro de 3.900 millones de años:
Tras una primera pasada cercana, Andrómeda se ha alargado por obra del
influjo magnético. La Vía Láctea también aparece deformada.
Dentro de 4.000 millones de años:
El primer paso se produce con rapidez y acaba unos cien o doscientos
años después de iniciarse. Al finalizar, ambas galaxias se han deformado
hasta ser casi irreconocibles.
Dentro de 5.000 millones de años:
En la segunda pasada cercana, las nebulosas formadoras de estrella sson
menos prominentes: los anteriores estallidos de formaciones estelares
han reducido mucho el polvo y el gas interestelar.
Dentro de 7.000 millones de años:
La fusión de ambas galaxias forma una nueva gigantesca elíptica cuyo
núcleo brillante domina el cielo nocturno. Dotada de mucho menos polvo y
gas, ya no forma estrellas y no aparecen nebulosas.
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